La alineación inicial, con numerosísimas rotaciones, dejó claro que Xavi estaba pensando en el Bayern. Cierto es que se jugaba contra el colista pero si no se ganaba, el técnico de Tarrasa se arriesgaba a recibir sus primeros palos mediáticos. La teoría dice que rotar desde el principio de temporada permite llegar fresco a primavera y meter jugadores en la dinámica de equipo para que luego rindan. Como toda teoría del fútbol, hay un contraejemplo vestido de blanco que desarma toda la lógica.
Pero la primera parte demostró que en este nuevo Barça, Lewangolski, Pedri, Dembele y Koundé no pueden coincidir en el banquillo. En defensa Piqué se mostró entre lento y poco vigoroso y Bellerín debutó sembrando muchas dudas pese a la inoperancia ofensiva del Cádiz. Sin embargo, la línea más señalada fue la delantera. Por un lado, Yerrán sigue caravinagreando tras cada uno de sus numerosos fallos: suele ser síntoma de venta al Sevilla en menos de dos temporadas. Por otro, Memphis –el otrora mejor delantero de la plantilla, así estaba la cosa, señores- juliosalineaba entre la defensa amarilla. Apunta a convertirse en el Ezquerro de la época de Rikjaard y abre el debate sobre si la opción de haberse quedado con Luuk De Tronk era la adecuada.
Y sin muchas ocasiones y un posible penalti a Balde, el equipo terminó por tirar el primer tiempo completo a la basura. Tocaba arremangarse en la segunda y apenas aparecieron Pedri, Lewangolski y Dembelé en la banda de calentamiento, llegó el gol. Buena jugada de Gavi para servir el gol a DecepJong. El 1-0 y la salida de “los buenos” cerraron el partido. 7 minutos necesitó Robert –el gol llama a su puerta- para iniciar una jugada en el medio del campo y correr hasta el área para lanzarse a un rechace como si fuera un chaval que hubiese debutado hoy mismo en el fútbol profesional. A destacar el control de Raphinha, quien durante toda la primera parte echó de menos a sus compañeros habituales de ataque. Con ellos se convirtió en una amenaza constante.
Una vez sentenciado el partido, poco importaban los minutos finales cuando en la grada se rozó la tragedia. Afortunadamente todo quedó en un gran susto y en los 10 minutos de reanudación se antojaba altamente improbable que un equipo que aún no había marcado en liga, hiciera dos goles. Más bien al contrario: los recibió. Primero tras una nueva exhibición de Robert, cuerpeando a Zaldúa y viendo a Ansu por el retrovisor. Y poco después tras una Dembeleada, de las buenas: izquierda por aquí, derecha por allá y al fondo de la red con la colaboración de Conán, para hacer el cuarto en un partido funcionarial de los que ayudan a ganar ligas.