A pesar del 2-1 de la ida, los últimos resultados del equipo no nos dejaban tener confianza ciega en nuestros jugadores. Un bajón incomprensible – quizá esperado en el mes de Enero y no ahora- ha sembrado dudas entre la afición y, lo que es más grave, en la propia plantilla.
Salió Luis Enrique con el 11 llamado de gala (¿qué hay alguien más?) y con el 4-3-3 habitual frente a un 4-4-2 del Atleti que poblaba un centro del campo para maniatar a los nuestros dejando el ataque para Ferreira y Griezmann.
En principio, el Barça estuvo en plan conservador, pasándose el balón entre los defensas y el portero aprovechando el buen toque de Ter Stegen. Los atléticos intentaban llegar a nuestra área pero sin descubrir en ningún momento su defensa, maniatando nuestra zona de creación en la que solo se veía a Iniesta. Con una delantera más abierta que en Donostia, con Messi a la derecha y un Neymar muy individualista, ni nos acercábamos al área. Suárez era Tom Hanks en una isla desierta.
Los de Simeone se acercaron a nuestra portería con algún chut desviado y otros que detuvo el portero alemán sin demasiados problemas.
Significativo en la primera parte que Ter Stegen tocase más balones con el pie que la Bestia Tricéfala.
Todo transcurría con tranquilidad hasta que en una presión colchonera, Alba rifa el balón hacia la línea de medios para que los rojiblancos acaben centrando a la cabeza de Griezman que bate de cabeza a Ter Stegen.
Quedaban más de 50 minutos y, todos pensábamos que el Barça cambiaría el partido como hizo en la segunda parte en el Camp Nou.
Pero el Atlético hizo lo que tan bien saben, defender con uñas y dientes los romos ataques de un equipo que va de bajada sin frenos.
El Barça siguió teniendo la posesión durante toda la segunda parte, pero esa posesión inútil que no conduce a ningún sitio.
Messi, mediada la primera parte, había vuelto a esa zona central en la que tan difícil resulta encontrar espacios , dejando todo el ataque por la derecha a un Alves que no estaba demasiado inspirado.
Sí que lo intentó el Barça, con más voluntad que acierto, con imprecisiones y sin ninguna inspiración.
Un chut de Iniesta, un balón al que no llega Piqué en el área pequeña, una individualidad de Suárez y un par de faltas lanzadas fuera por Messi es casi todo el bagaje de los nuestros mientras un solo gol nos clasificaba.
Faltando unos 20 minutos, entraron Sergi Roberto por Alves y Turan por un desconocido Rakitic.
Cuando debíamos crear más peligro, un balón perdido en la zona derecha de ataque por Sergi Roberto, acaba en un rápido contraataque en el cual Iniesta acaba cortando un pase a Griezman dentro del área con la mano. Rizzoli señala penalti que transforma el propio delantero francés.
Seguíamos necesitando un gol, por lo menos para forzar la prórroga. Y, además del mal juego, la mala suerte se cebó con nosotros. El árbitro italiano señala unas manos de Godín fuera del área sin darse cuenta de que el brazo del defensa rojiblanco estaba claramente dentro.
¿Qué hubiese pasado? ¿Hubiésemos metido el 2-1? ¿Nos habríamos clasificado en la prórroga o los penaltis? Nunca lo sabremos.
Licencia para matar: Que nosotros resbalásemos muchísimo más que los jugadores del Atlético. Miedo de que esta debacle de juego nos afecte en Liga y Copa.
La agenda de MoneyPenny: Sabemos que el Atlético no eliminará al Madrid si se cruza con ellos. A partir de ya, voy con el Bayern de Pep.