Prólogo.
Para dar comienzo a la historia hay que remontarse a un ‘non sequitor’ que tiene demasiado que ver con este relato, ironías de la vida.
El 1 de julio de 1690, a ambos lados del río Boyne, se medían dos conceptos de las islas británicas, en una se presentaba a dar batalla Guillermo III de Oranje, stadhouder der Nederlande, y por virtud de su matrimonio con Ana de Inglaterra, Rey de Inglaterra, Escocia e Irlanda. No obstante era usurpador del trono, aunque invitado por la mayor parte de la nobleza y quizá aun más de la burguesía británica. Frente el, la razón de todo el conflicto; Jaime Segundo, (séptimo de Escocia), Rey de las islas británicas, depuesto no pocos meses por su sospechado retorno al catolicismo, deriva absolutista, y para colmo un acercamiento progresivo hacia los tradicionales enemigos, Francia.
Guillermo contaba con regulares ingleses, leva irlandesa en su mayoría protestantes del Ulster, junto a curtidos profesionales venidos de los Paises Bajos y los Principados Alemanes. En frente un ejército bastante más antiguo, reliquia feudal, de tropa irlandesa en su mayoría, si bien respaldado por un fuerte grupo de veteranos franceses. El resultado de la batalla era obvio… victoria aplastante de los Guillermistas… fin de las largas guerras de religión, para definir el carácter del Reino Unido.
O no. Siglos después la herida supurante sigue abierta, ni los ‘protestantes’ del Ulster, que hicieron la ultima carga, (según ellos) que llevó la contienda, ni los ‘católicos’ del sur, han acabado de zanjar el asunto. Si bien, las penurias de Irlanda continuarían afectando a ambos bandos por igual, el protestante gozaba de mayores privilegios, sobre todo en el norte, pero también en Dublín, (véase sino que entre los exaltados, intelectuales y políticos que firman la declaración de independencia del 1916, de siete, cuatro son protestantes).
Estas tribulaciones, más el escaso desarrollo económico de Irlanda, impulsó una migración progresiva hacia las colonias y el nuevo mundo. Aunque Dublín tendría sus escuelas y universidades, el sur su industria vidriera, y el norte sus fabricas y astilleros, el resto del país seguía en una agronomía malformada, que en el XIX acabaría desencadenando una terrible hambruna; cierto que no fue culpa de los británicos, si bien estos no hicieron mucho para ayudar, dejando a los terratenientes locales el peso de la gestión, (que fue prácticamente nula).
En ese periodo llegaron a orillas del ‘Mainland’, (tierra firme; término con el que un Ulsterman denomina la Gran Bretaña, pues para el nacionalista, es otro país), inmigración irlandesa. Muchos a Liverpool y Manchester, muchos a Glasgow.
En Escocia, país avanzado por aquel entonces, con industrias importantes más grandes centros de saber, imperaba el pleno chovinismo característico de lo peor del Imperio Victoriano. Tajantes ejemplos hay por todos lados, desde una ojeada a las novelas de Flashman, a mirar algo de los cómics sobre ‘The League of Extraordinary Gentlemen’. Entrando de pleno en una sociedad tan protestante con un idioma extranjero como el Gaélico, (que fuera nativo apenas hace un siglo!), el irlandés católico encontraba difícil adaptación. (Esta hostilidad no era particular a Escocia, recuerden ‘Gangs of New York’). Por el contrario el emigrante del Ulster protestante entraba en una sociedad en la que casi encajaba a la perfección. Las loas medio hipócritas al sentido de trabajo protestante, y la temperancia, (si eras protestante trabajabas mucho y no bebías, no como los papistas), eran compartidas por gran parte de la población que veía con horror como se ‘llenaba el país de papistas ladrones e holgazanes’.
Glasgow Celtic, (1888);
En 1875 en Edimburgo, la comunidad católica se aglutina alrededor del equipo de fútbol del Hibernian, este equipo, de irlandeses católicos, formaría parte de la columna vertebral de un proyecto noble en Glasgow, 12 años después. En el 6 de noviembre de 1887, el Hermano Walfrid, de la orden Marista, (Editor: Ai! algún yoyero ya recuerda alguna hostia de pequeño!) organiza un día benéfico para los huérfanos católicos irlandeses de la ciudad.
La idea funcionó, invitó a aquellos del Hibernian a jugar un combinado, donde pasarían a militar 7 jugadores provenientes del exitoso Hibernian. Para el Celtic, el día de fundación es el 28 de Mayo del 1888. Día donde jugarían su primer partido oficial, lo haría contra otro equipo de la ciudad, el bando opuesto, Glasgow Rangers, ganando 5-2. Habiendo comprado a 8 del Hibernian esta vez, efectos del cual acabarían con la ascendencia del Hibs durante décadas.
Glasgow Rangers, (1873);
Un día en 1872, los hermanos McNeil, mas los remeros amateur Peter Campbell y William McBeath, salieron para remar por el rio Clyde. Durante una parte del trayecto se pararon para observar a unos tipos dándole golpes a un balón con los pies. Les gustó. En Mayo de ese mismo año probaron suerte contra Callander, en el mismo sitio, (Flesher’s Haugh) resultando en un aburrido 0-0. Experiencia saboreada, se paso a formalizar el equipo. Según la leyenda, Moses McNeil, sugirió el nombre de Rangers, muy de moda en el Rugby ingles de aquel tiempo, (el Rugby, siendo un deporte mucho más popular entonces). Glasgow Rangers debutó como tal en los dos únicos partidos amistosos que jugó en 1873. Para entonces, ya lucían sus camisas azules.
Proseguía el crecimiento del Rangers como equipo llegando hasta el punto que el mismo Moses, se convirtió en el primer internacional del equipo en 1876, cuando debuto con Escocia. Llegaría luego el primer ‘Old Firm’, (El derby contra el Celtic, pero no conocido como tal en aquella época), y la derrota contra el Celtic y sus 8 ‘ringers’ del Hibernian.
Finales de la época Victoriana, y comienzos del nuevo siglo; Celtic Ascendant:
En 1892, Celtic, que ya cambió a una camisa de bandas verdiblancas, se llevo la copa de Escocia, seguirían las ligas de Escocia de 1893, 1894, 1896 y 1898, además de repetir copa en 1899 y 1900. El nuevo siglo no haría cambiar esta realidad, donde el Celtic se llevaría 6 títulos de liga consecutivos entre 1904 y 1910. Esto todo bajo la batuta del primero de sus históricos entrenadores, el NordIrlandés Willie Malley, con el cual ganarían la friolera de 30 títulos en 43 años. Glasgow Celtic ganaría estos títulos durante la primera mitad del siglo XX, período donde el fútbol en el Reino Unido vería dos parones entre 1914-1918 y 1939-1945, (por culpa de los Boche).
Rangers había acabado el siglo XIX como el mejor equipo de Escocia, con el Hibernian fuera de contención recuperó fuerzas y pudo con el Celtic, incluyendo una gran campaña, la del 1898-1899 donde los Gers ganarían todos los partidos. Aun así el empuje de un Celtic rejuvenecido y con Malley al frente les paró en seco, pasado 1904, si bien Rangers tuvo la oportunidad de frenar a Celtic en su empeño de ganar tripletes, (el tercero seguido) en 1909, pero una invasión de campo por parte de los seguidores del Rangers, (el primero de muchos), contra el Queens Park, y la subsiguiente violencia, hizo que se les negara la participación.
Resumiendo las primeras décadas se podría decir que Celtic llego de atrás para convertirse en un equipo mejor que el Rangers, como mínimo hasta la Segunda Guerra Mundial. Los dos se perfilaban ya como los equipos a batir, si bien solían llevarse la liga, también es cierto que entonces el segundo en liga variaba mas, sin ser siempre un equipo de la ‘Old Firm’.
Anecdóticamente se tendrían que relatar dos cosas;
1. La primera (y última) victima mortal en el terreno de juego sigue siendo el portero del Celtic, John Thomson, que al ir por un balón raso recibió todo el impacto de la bota del delantero del Rangers, Sam English. El infortunio resultó con la muerte por fractura de cráneo del cancerbero.
2. Los primeros albores de lo que seria el sectarismo del fútbol entre estos clubes, con la analogía religiosa cruzando a los apodos de los equipos, siendo la primera vez que a un hincha del Celtic se le llamaría un Tim, (de la banda de católicos irlandeses, los Timalloys), contra los protestantes Billy boys, (chavales de Guillermo, el de Oranje).
Post Guerra y fútbol Europeo:
Se podrían resumir grandes campañas de ambos equipos, la irrupción de algún parvenu, para conquistar competiciones, pero lo importante en el fútbol británico eran las competiciones contra equipos ingleses o del resto de la Gran Bretaña. Sin embargo, el Reino Unido, y el fútbol británico empezaba a mirar con recelo como equipos continentales disputaban competiciones como la ideada por Don Santiago Bernabeu y L’Equipe, (Copa Latina).
A tal efecto las primeras ediciones de la Copa de Europa vieron al Hibernian llegar hasta las semis en 1955, o al Manchester United progresar con pie firme, sólo para ver su ascensión truncada en un accidente mortal en Munich en 1957. Celtic, no obstante llegaría a las cimas en 1967.
First Blood Celtic, los leones de Lisboa, 1967.
Con un equipo compuesto de prácticamente todos de la misma ciudad, ya no sólo del mismo país, Celtic llevo un equipo plagado de talento. El loco e intocable de Jimmy Johnstone, el mago Archie Gemmel, para acabar en el imperioso capitán, el gran Billie McNeil, apodado Cesar.
El juego del Celtic se dijo que se asemejaba al de los Holandeses, pero acelerado. El Celtic paso a la final tras haber perdido sólo un partido en el cruce de cuartos contra el Vojvodina de Novisad. En la primera final del fútbol británico, en Lisboa, hubo un pequeño retardo a la salida de los equipos. La línea de jugadores del Celtic, alineados con sus contrincantes del Inter, esperaban ansiosos para saltar al terreno de juego. Cuenta la leyenda que el manager del Celtic, viendo esto arengó a los suyos a cantar el himno del Celtic a su par del Inter mientras esperaban en el túnel. Con la consiguiente que los transalpinos capitaneados por Picchi, estaban ya convencidos que se medían contra unos locos.
El partido empezó bien para los Nerazzuri, con gol de Mazzola de penalti en el 7’. Pero la retirada del campo de batalla a su formación de 11 delante de la portería, supuso un verdadero asedio verdiblanco para el resto del partido. 39 disparos a portería, un penalti fallado, y los escoceses dieron en el blanco en el minuto 63, obra de Gemmell, con el gol de la victoria por parte de Chalmers a 7’ del final.
Celtic era el primer equipo británico en alzarse con la copa de Europa.
Envidias y Prejuicios: Rangers, 1972, y ‘esa’ final:
Rangers se sobrepuso anímicamente al golpe de la segunda tragedia de Ibrox, (su estadio) en 1971, donde la caída de una escalera de acceso supuso la muerte de 66 personas. La siguiente campaña, y con un buen equipo, oficioso como todos los otros, pero con algo más de calidad en Derek Johnston, un talento de 18 años muy polifacético.
Sus primeros partidos dieron con una anécdota. La segunda ronda contra el Sporting de Lisboa resulto en un 3-2 en Ibrox, favorable al Rangers, y una vuelta que a los 90’ estaba 3-2 a favor del Sporting. Ahora bien, al acabar el tiempo añadido el resultado era de 4-3, o lo que es lo mismo, un 6-6 global, con ventaja en goles fuera de casa para los de Glasgow. Sin embargo el trencilla pasó por el ritual de hacer mandar a tirar penaltis, que ganó el Sporting, antes de que el delegado de la UEFA entrase para corregir el error.
Después de derrotar al Torino, y luego al Bayern de Munich, el Rangers iba rumbo a Barcelona para diputar la final, por fin una final europea, quizá no de Copa de Europa, pero de todos modos final. ‘Esa’ final.
Existe mucha polémica sobre el tema, y los detalles no acaban de ser muy claros salvo en un par de aspectos. En 1972 aún gobernaba Franco, y la UEFA se preocupo en exceso del recibimiento del Dynamo de Moscú, puesto que este era un equipo comunista. Lo que no llegaron a entender es que el Rangers viajaba con unos 11.000 aficionados, que iban bien bebidos y completamente conscientes que viajaban a un país católico.
La noche anterior fue de órdago. Los seguidores algo borrachos dando muestras de primitivismo por la ciudad, lo que les valió atemorizar a parte de la población, asimismo, crear en las fuerzas de orden público algo de odio.
El partido tuvo dos partes. En la primera, Stein adelanto a los Gers, a lo que Willie Johnstone añadió otro tanto. Se fue al descanso 2-0. En los principios de la segunda parte Johnstone marcó su segundo gol, al parecer sentenciando el partido. A falta de media hora para finalizar el encuentro, Eshtrekov marcó, y a tres minutos del final Makhovikov dejó las cosas a solo un gol del empate. Entonces un grupo de energúmenos salto al campo. Se tuvo que esperar muchos minutos para la reanudación del encuentro. El tema central es que el Rangers llevaba quince minutos colgados todos del travesaño. El equipo, jugó sin sustitutos y se le veía flaquear notablemente. Al pitido final, hubo otra invasión del campo, esta vez generalizada y algo organizada, (los hinchas hicieron un amago de invasión por el centro, al que los grises respondieron por reforzar esa zona, al tiempo que los hinchas del Rangers desembocaron por los flancos).
El resultado fue una queja formal a la UEFA, que como de costumbre no hizo mucho. Al Rangers le cayo una sanción de tres años fuera de competiciones europeas, pero esta se redujo a un año, tras apelar.
Cosas del fútbol y la transición. Se comenta, aunque es imposible de saber hasta que punto es cierto, que hubo más de algún neutral, que viendo como las pasaban canutas los siempre ‘queridos’ grises, agarró una bufanda del Rangers y se metió en la batalla para propinar alguna patada a los que solían darlas. De todos modos, no se entiende porqué nuestro club invitó al Rangers para el Gamper meses después. Tal apócrifa, sigue sonando algo hueca, no obstante.
Dos Décadas; Desorden Social y Sectarismo:
Si por una cosa se pueden recordar los 70 y 80, son por bandas de Hooligans en las calles y el sectarismo que solía ser el trasfondo para muchos de estos grupos en Escocia. Desde siempre ha existido un grado de violencia callejera en el Reino Unido. Muchos investigadores subvencionados por políticos temerosos sueltan muchísimas teorías complejas de la razón por todo ello, pero este humilde servidor cree que mas bien se da por dos circunstancias:
1. Un clima que no te permite hacer mucho.
2. Lo aburrido de la vida en el Reino Unido y la necesidad de contrarrestarlo con alcohol.
Sea como fuere, los niveles de violencia callejera de los finales de los 70 principios de los 80 eran preocupantes. Aquí podríamos retomar la situación de los católicos irlandeses perdidos en un país probablemente hostil, pero en un siglo la demografía había cambiado algo. Primero, la industria minera bien por romper una huelga, bien por falta de mano de obra local, había fomentado la contratación de muchos irlandeses, la mayoría del Ulster, prácticamente todos ultras protestantes, denominados Orangemen. Éstos, se encontraban en muchos municipios que hasta los años 20, no conocían de sectarismo religioso. Con la consiguiente que la penosa pantomima de las marchas Orange, se esparció por media Escocia.
Mientras, si es cierto que muchos trabajos estaban vetados a los católicos, también es cierto que se habrían muchas oportunidades en el comercio o en el funcionariado. Especialmente si en el municipio, como el caso célebre de Coatbridge, a las afueras de Glasgow, la administración del ayuntamiento sólo contrataba católicos.
Paralelamente, el conflicto de Irlanda, dormido tras la segunda guerra mundial y escisión final de la República de Irlanda, explotó con violencia extrema en el Ulster durante la década de los 70, ‘The Troubles’. (Historia muy larga que no viene a cuento pero que tiene que ver mucho con los borderlines del IRA Provisional que siendo cazados por los de la República de Irlanda encontraron cobijo en el norte).
Su par en Escocia nunca se asemejaría al más de 3.000 muertos del otro lado del estrecho, pero no obstante era un problema. Conocido que para entonces era mucho mas económico tomar el ferry para visitar de buena mañana Glasgow, y volver esa misma noche. Cosa que empezaron a hacer muchos Orangemen ya de Ulster para ver el partido del Rangers, y lo siguen haciendo.
En este periodo Celtic había perdido algo de la fuerza que antaño conservaba, y su histórico, aun por encima del Rangers, se empezaba a parecer. Si bien, en ese tramo entre 1966-1974 se vio el famoso ‘Nine in a Row’ 9 ligas consecutivas para el Celtic, que nadie, fuera del equipo Dynamo Berlin, (el de la Stasi), había superado.
(continuará)