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Yoyalodije

El tardío 1×1 del FCB-Inter

Valdés (s.c.) – Espectador. Sólo le faltó el bocata de calamares y los auriculares para escuchar a Puyal. El Inter no le inquietó lo más mínimo; sus únicas intervenciones fueron con los pies. Por alguna razón, no subió a rematar el último córner. Quizá porque sabía que sólo botamos gilicórners. Se encaró, o mejor dicho, se encaramó a Mourinho tras el partido.
Alves (3) – Impreciso. Extrañamente contenido durante la primera mitad, se pasó toda la segunda en una posición a caballo entre el lateral y el extremo. Cayó en más fueras de juego que Ibra y cayó en el área buscando un penalty de esos que no señalarán jamás en UCL. Tal es su imprecisión en los centros que Dani ha perdido toda confianza en los mismos, optando en muchas ocasiones por darla al de al lado, arriesgando lo mínimo.
Touré (5) – Tímido. Estuvo magnífico como central mientras el Inter tuvo, aunque fuese muy remotamente, la portería de Valdés en la cabeza. No supo muy bien cómo y cuándo subir, y contribuyó a crear un atasco en la zona de creación. Un centro a la grada y dos yayazos con la uña después, ya no se volvió a atrever a chutar de lejos. Le faltó decisión para conducir en modo búfalo hacia el área interista.
Piqué (9) – Coloso. El mejor blaugrana del partido, con mucha diferencia. Inquebrantable en defensa y peligroso como ‘9’. Puede que el recurso de poner al niñato de los anuncios de palomera sólo deba usarse puntualmente, pero me parece que podría ganarse la vida como delantero centro. Tiene cuerpo, sabe usarlo, y tiene más calidad que otros tronqui-nueves que han hecho carrera, léase, por ejemplo, Luca Toni. Metió un golazo, lamentablemente insuficiente.
Milito (4) – Desubicado. La ocurrencia de Pep de poner a Milito cerrando la banda izquierda, a mi juicio, no era mala. El problema es que El Mariscal tuvo que hacer de lateral ofensivo, en especial tras la expulsión de Motta, y para eso es evidente que no está preparado. Tuvo que ser sustituido antes del descanso.
Busquets (4) – Estorbo. Su posición de mediocentro se solapó con la de Touré, que jugó a caballo entre el centro de la defensa y el interior. No ofreció ninguna alternativa clara y se limitó a pasarla al de al lado, en este caso Xavi, que bajaba a reclamarle el balón. Su aportación fue tan redundante que su valedor se vio obligado a sacarlo del campo. Se llevó un manotazo de Motta, exagerándolo tanto que el árbitro belga le mostró la roja directa (si no estoy equivocado) al italo-cocainómano. Se fue a casa con la nuca todavía caliente.
Xavi (5) – Miedoso. Fue, una vez más, el único con cierta clarividencia del centro del campo, pero le faltó darle otro ritmo al juego del Barça. Como metrónomo, se quedó encallado en el de los primeros minutos del partido. El insuficiente 0-0 requería otra cosa. No sé si fue por miedo a perder el balón o qué, pero no arriesgó nunca con el pase interior. Duele decirlo porque la diferencia de nivel entre ambos es abismal, pero quizá nos hubiese ido mejor un Guti que un Xavi sobre el campo.
Keita (3) – Gris. Como viene siendo habitual, la aportación del malí fue nula, penalizante incluso, en ataque y intrascendente en defensa. El hecho de que sea titular indiscutible sólo se explica si entendemos que Pep, cuando dice que ve al equipo cansado, se refiere a todo el equipo menos a Keita, y que por eso cree conveniente poner al más “fresco”. Sí, viendo al bueno de Seydou nadie diría que está físicamente mejor que ningún otro jugador, pero es que si no, ¿por qué juega?
Messi (4) – Apagado. El mejor jugador del mundo ha llegado a final de temporada fundido (la culpa es, en parte, suya, porque ya sabemos que lo quiere jugar todo, pero en fin). Las dos líneas defensivas del Inter consiguieron anular sin demasiados apuros a un Leo que no hizo mucho mejor partido que el ase dels cops sueco: escasa movilidad, mucha imprecisión en el regate, mala lectura del juego. A Messi le gusta mucho estar en contacto con el balón, pero puede que esa no sea siempre la mejor manera que tiene de ayudar al equipo. Los partidos contra equipos duros que se cierran a cal y canto siempre los juega igual, siempre decepciona. Es hora de cambiar.
Ibrahimovic (3) – Ibrainmóvil. Es una pena, pero Zlatan volvió a desaprovechar una oportunidad de callar bocas, y quizá sea la última que tendrá. Ha llegado a un punto en el que parece que ni siquiera sus compañeros confían en él, pues cada vez recibe menos pases. Se peleó sin ningún éxito con los centrales interistas, que le ganaron la partida. No remató a puerta más que en un lanzamiento de falta que pasó relativamente cerca del palo derecho de la portería defendida por el jefe de Lucius. Sustituido merecidamente por Bojan.
Pedro (5) – Luchador. El canario tiene gol, bastante gol, pero creo que lo que más valora de él Guardiola es su descaro y su trabajo. Sus movimientos fueron buenos y fue de los pocos que encaró a su marcador, aunque sin demasiado éxito, todo hay que decirlo. Perdió claramente la batalla física y acabó intentando más centros desde el pico del área (tras recortar hacia adentro) que regates en el extremo.
Maxwell (4) – Timorato. Entró por Milito en el descanso, en teoría para darle profundidad a la banda izquierda. Otro que, con el Inter bien parapetado atrás, no supo qué hacer con el balón en ninguna jugada, cediéndolo siempre al de al lado. Cuando intentó algún pase al hueco, nunca se entendió con el compañero que se desmarcaba (o que él pensaba que iba a desmarcarse).
Jeffren (4) – Veloz. Otra cosa no tiene, pero corre que se las pela. Así que ale, a correr. Media hora corriendo. ¿Que por qué me repito? Pues porque a eso se limitó el venezolano, a repetir su jugada de siempre: recibir, intentar tirársela hacia adelante para irse por velocidad, todo ello muy patosamente… y al final, nada.
Bojan (6) – Conejil. Duele decirlo, pero hizo más en 30 minutos que el ‘9’ titular en 120. Lo que también es verdad es que ni abrió más espacios, ni el juego del equipo mejoró con su presencia. Es más, creo que fue más decisiva la inclusión de Piqué como delantero centro que la presencia de su pequeño amiguete. Sin embargo, el que grinyola se movió bien en el área, su hábitat natural, y dispuso de dos ocasiones claras. La primera, de cabeza, la falló estrepitosamente; la segunda, con la jugada ya anulada, acabó al fondo de la red, tras un excelente disparo.