Categories
Yoyalodije

Cuestión de honor

De “Algunos Hombres Buenos” se recuerda por encima de todo lo demás el “tango verbal” final entre Tom Cruise y Jack Nicholson, bautizado así por los propios actores protagonistas. El personaje interpretado por Nicholson, el coronel Norman Jessep, se halla sometido a un interrogatorio despiadado por parte del letrado al que presta el careto Cruise, alcanzando su clímax en este pedazo de diálogo:

-¿Quiere respuestas?

-Creo que tengo derecho…

-¿QUIERE RESPUESTAS?

-¡Quiero LA VERDAD!

-¡¡¡Usted no puede soportar la verdad!!!

Pensaba en ello esta semana mientras escuchaba a la prensa de todos los colores opinando sobre el expediente que se le ha abierto a Guardiola en relación a sus declaraciones del fin de semana, en las cuales tildaba de mentirosos al árbitro Clos Gómez y a su ayudante. Para algunos, unas palabras merecedoras de sanción ejemplar, pues no se puede poner en tela de juicio al estamento arbitral de esta manera. Para otros, una campaña contra nuestro entrenador, ya que peores declaraciones ha habido (con el insigne Creixell a la cabeza y el “no hasse falta dessir nada mássss” de Don Bernardo como ejemplo ilustre) sin que Competición moviera un dedo. Para los cachondos, una clara evidencia de que Guardiola también habla de los árbitros a pesar de que alardea constantemente de lo contrario (y yo me pregunto: ¿qué cuernos tiene que ver decir que los árbitros perjudican a un equipo y juzgar su labor con defender el honor propio, sea ante un colegiado o ante el Papa de Roma?).

Pero volviendo a la película de Reiner, y dado que vivimos en épocas de conspiraciones arbitrales del más alto rango, tiendo a creer que de lo que se trata aquí es de parar los pies al único tío con credibilidad de nuestro fútbol, no sea que se pase con lo de la defensa del honor y termine destapando la caja de los truenos. Porque si es cierto que los árbitros mienten en sus actas, también pueden ser ciertas muchas otras cuestiones,  y a ver si tirando del hilo descubrimos al final no sólo que el Villarato no existe sino que la corriente de los vientos sopla precisamente en la dirección contraria…  Suerte que yo no creo y jamás creeré en según qué confabulaciones, porque una medida tan extraordinaria como la de este expediente huele tanto a chamusquina que uno termina pensando que los defensores de las esencias futboleras prefieren cortar de raíz cualquier investigación seria de los hechos antes de que el pueblo llano se enfrente a una verdad que, como sostenía el personaje de Nicholson, no está preparado para afrontar.

Conspiraciones las justas, cierto. Pero esto es un juego de intereses en el que todo el mundo interpreta su papel, nadie marca directrices pero tampoco nadie se sale del guión por si las moscas, y a la que aparece el único tío decente y con credibilidad en el panorama dando la nota saltan las alarmas y se le pretende parar los pies para que no se sepa que, al final, de hombres buenos en esta historia sólo queda uno.

Por suerte o por desgracia, dudo que se le pueda amedrentar de una forma tan burda como con un simple expediente informativo. Si hay alguien capaz de llegar hasta el final para defender su honor, y a las acusaciones sobre la nandrolona me remito, ése es nuestro Pep. Si yo fuera Competición, paralelamente empezaría a investigar un poco al ínclito Clos Gómez y al asistente, unos tíos capaces de mostrarse como forofos merengues tan sólo 24 horas después del incidente, no sea que Guardiola se ponga chulo y terminen todos, gerifaltes incluidos, con el culete al aire.

Seguiré con atención la evolución de este atípico thriller judicial. Me da que va a tener un final de impacto.