
¿El saben aquél del tío que va por la autopista, pone la radio y oye: “hay un loco que va en contradirección por la autopista del Norte” a lo que él replica: “¿uno? ¡todos, todos!”? Pues eso mismo le está sucediendo al supuesto (ejem, ejem) mejor periodista deportivo español, de nombre Alfredo, de apellido Relaño y de mote “el loco del Villarato”. Lean
su columna de hoy en el As y deléitense con este extracto (agárrense que vienen curvas, y no precisamente las de la autopista):
Yo tengo la teoría de que este hombre un buen día, agobiado por la superioridad del juego del Barça y por la triste imagen que los merengues llevan arrastrando por estos campos de Dios desde hace demasiadas décadas, decidió que había que parir algo para levantar la moral de sus tropas. Dejando de lado esa vieja excusa blanca de que “quejarse de los árbitros es un síntoma de perdedores”, se colgó la bandera del Villarato al cuello y desde entonces la defiende contra viento y marea, incluso en temporadas tan indefendibles como la pasada, en la que el Barça fue campeón de todo. ¿Que gana la Liga? Villarato. ¿Qué gana la Champions? Platinato. ¿Que gana la Intercontinental? Chávezgato si hace falta. Lo que sea con tal de emborronar el inmaculado currículo azulgrana.
El problema de esta clase de tesis es que cuando se vuelven de verdad indefendibles dar marcha atrás es muy difícil: o lo has hecho de forma discreta y te callas cuando los hechos te cierran la boca, matizando que “donde dije ‘digo’ digo ‘Diego'”, o resulta que lo has proclamado tantas veces y tan alto a los cuatro vientos que te ves obligado a seguir adelante, aparcando tu sentido del ridículo y elaborando las más rocambolescas teorías para justificar el punto de partida, que a estas alturas sólo se sostiene practicando juegos malabares de envergadura.
Y es así como, un buen día, se llega al punto de decir que el cambio climático también favorece al Barça. Seguro que Laporta, al pasarse por la ONU, le aflojó unos billetes a tío Al y ahora la depresión de las Azores se ceba en la península justo cuando el Barça viaja fuera… ¿Goreato? No sé, pero aguardo impaciente al día en que Relaño diga que el problema de que Kaká no juegue bien es por culpa de unos aliens que sólo abducen a los merengues y no aparcan su platillo volante en la Ciudad Condal, o a que justifique una (me corro sólo de pensarlo) improbable victoria del Barça en la final del Bernabéu aduciendo que Florentino en realidad trabaja a las órdenes de Laporta desde que este último le adjudicó el contrato de las obras de la renovación del Camp Nou. Permanezcan atentos a la pantalla, que con el barbudo todo es posible, ahora que se ha convertido en una caricatura de sí mismo.
Hasta que no se pegue la gran leche en la autopista y se dé cuenta de quién hablaban en la radio tiene por delante un viaje trepidante. A los que nos lo tomamos con humor baste decir que el nivel de hilaridad que provocan sus escritos se han convertido ya en uno de los mejores momentos de las mañanas en la oficina. Gracias por alegrarnos el día, Alfredo, y que tu Villarato cumpla muchos más. Por tu bien y por el de la masa culé.
Se lo decía ayer Petón a Tomás Guasch, en la tarde de Carrusel Deportivo: “Fíjate si está manipulado el campeonato que lo han organizado todo para que el día más crudo del invierno le toque al Barça en Tenerife”. Sin la ironía de Petón, un amigo me decía lo mismo anoche: “¡Qué suerte tienen éstos, hoy les toca Tenerife”. Mientras España entera se escondía en casa con nieve en los cristales, Canal + ofrecía el limpio juego del Barça bajo el clima bendito de las Canarias. El General Invierno, que batió a Napoleón y a Hitler, respeta al Barça, y por eso compareció cuando éste estaba fuera de su alcance.
Y es la pura verdad que al Barça le sale todo de cara, todo contribuye a su imagen de perfección, renovada ayer tras un par de encuentros flojos. Guardiola ha tenido a Bojan en conserva mucho tiempo y ayer lo sacó en ocasión inesperada, cuando todos pensábamos ver a Pedro, y he ahí que Bojan encauzó el partido con una gran jugada de extremo izquierda, yéndose muy bien y poniendo el balón aún mejor. Luego repetiría, antes del descanso, en jugada más simple, para el tres a cero. El tiempo de cara, Guardiola al timón, el villarato al quite cuando hace falta… A este Barça hay que echarle un galgo.