Con la vigésima Liga en el bolsillo, la décima en veinte años, con nuestros gladiadores a punto de ser los grandes protagonistas en el Mundial de Sudáfrica y con Florentino diseñando su próximo fracaso (lleva sólo 3 títulos mayores de 18 posibles, lo que, números en manos y sin contrastar la información, diría que le convierte en el peor presidente de la Historia del Maligno), ha llegado la hora de hablar un poco de las elecciones del Barça.
Una primera impresión, muy por encima, en el orden en que algunas encuestas sitúan a cada uno de los precandidatos.
1. Rosell: lo que ya sabíamos. Fuegos de artificio. Gran local electoral. Todo bien diseñado y estudiado. No hay que dar ni un paso en falso. Se espera mucho de él y, por lo tanto, cada error resta y resta. Puesta en escena correcta, pero mensaje vacío a todas luces: tras varios años echando mierda entre bastidores, ahora no es capaz de vender un discurso propio, porque nadie lo compraría. En mi opinión, tiene un 15-20 % de masa social muy fidelizada por ser quien es, un 50 % de gente esperando para ser convencida por algo más que su aspecto de plástico, y un 25-30 % radicalmente en contra y que nunca le dará el voto porque asi lo dice Laporta. Es el candidato perfecto, pero quizás no sea el presidente perfecto. Yo me incluyo en ese 50 % de gente que diría que ni me gusta ni me disgusta, pero simplemente, querría saber porqué debo votarle a él exactamente.
2. Marc Ingla: Irrupción tardía y a las órdenes de Soriano. Un hombre que da la impresión de vivir en su burbuja mercadotécnica que sólo él analiza y comprende, al que no es fácil detectarle errores en la ejecución, pero con escaso punch en cuanto a popularidad. Transmite imagen de asesino a sueldo, frío y calculador. Las mata callando. Era un gran segundo. Como líder, parece otra cosa.
3. Jaume Ferrer: lo suyo es un papelón. Intenta apropiarse de todo lo bueno del laportismo, sin pretender ser un monigote del que aún es el presidente del FCB, lo cual parece una tarea de titanes. Abandonado por todos los pesos pesados que hubieran podido acompañarle en la batalla, le arropa sólo el sector más barriobajero y peor visto del Laportismo. De modales excesivamente educados, roza la humillación en cada una de sus intervenciones y comentarios. Cuesta creer que este hombre tenga verdaderas opciones y que sea el heredero del Baconet.
4. Agustí Benedito: Incomode más o menos, Benedito existe y tiene pinta de ser un animador en esta camapaña. Personaje peculiar, valiente, obsesivo, con cierto perfil laportiano que llama la atención especialmente en el cuerpo a cuerpo. Con una estructura electoral flojita, trata de sacar partido adaptando el mensaje a sus posibilidades. Resistente a las adversidades, transmite imagen de púgil salido de gimnasio cutre, pero muy difícil de tumbar en el ring. Confía en que la gente, su gente, le acabe sacando del auténtico lío en el que él mismo se ha metido. Un guerrillero metido a líder y arropado por su tropa. Veremos qué depara eso.
5. Salvat: Poco o nada puedo decir de Salvat, salvo que cuenta con el apoyo de Minguella y Jordi Medina. Este último tiene todos mis respetos como un gran barcelonista que es. Yo lo nombraría el defensor del soci. Me fio de Medina. Minguella me despierta todas las simpatías del mundo en lo personal, pero hay sambenitos en la vida que son muy difíciles de quitarse de encima. Salvat transmite una mezcla de ambos personajes, pero parece que entre todos se toman el asunto como una partida de dominó y diría que tampoco es eso.
6. Jaume Guixà: Es un personaje al que no entiendo. No sé bien porqué se presenta, qué busca exactamente, qué sabe del Barça y en qué mundo vive. Nunca me ha gustado cuestionar el barcelonismo de los demás. Cada uno lo vive y expresa a su manera y para mí a todos “una bandera ens agermana”, pero no acabo de entender qué hace ahí, así que prefiero no profundizar más en el personaje. Un silencio que espero, sinceramente, me agradezcan.
7. Alexis Plaza: No tengo el gusto, pero que haya gente en el entorno que se sienta con el valor de entrar en el ruedo, probarlo y, con escasos medios, transmitir algo de su ilusión, no me molesta del todo. Esto es el Barça y todos tenemos el derecho a querer ser presidentes. Él también. ¿Por qué no? Trataré de profundizar más en su figura, lo prometo. Por ahora, me quedo con un simple “me cae bien este cachorro”. Me parece un cachondo.