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Crónica

Manita… y gracias (a Gil Marrano)

Venía Flick con la vitola de invencible en las finales y continuará con ella. Y su equipo lo hizo de la mejor manera posible: con buen juego y mejores goles ante el eterno rival. Desde el comienzo. Con un disparo laminado de Lamine El Chaval y un cabezazo de Rabinha, ambos desviados por Courtois, todo antes del minuto cinco, para amedrentar a su rival. Y, sin embargo, un robo, con más que posible falta del Mandela Monguer a Casadó –fue la única acción de mérito del Luther King de Hacendado– facilitó un contraataque de Meflippé que, en gran acción individual, bailaba a Balde y batía a Scsjkhdmbnfzsny de tiro cruzado.

Se las prometía muy felices el Mierdas. Ya habían salido los de Ancejotti a buscar el contraataque desde el principio, e iban a redoblar la apuesta con la ventaja en el marcador. Pero si algo ha demostrado este Barça flickeano es que saca su mejor cara en estos partidos grandes. Continuó asediando el área rival hasta que una genialidad de Lamine rompió la defensa merengue. Como si jugase contra alevines –jugar contra juveniles sería jugar contra los de su edad– tiró una diagonal hacia dentro, ridiculizó a Chochomení y, en vez de romperla, dio un pase a la red con la tranquilidad de quien se sabe un crack. Golazo.

Igualado el marcador, que no el partido, continuaba el Barça siendo el dominador absoluto. Y capeando todos los infortunios que le llegaban: la lesión de Iñigo Martinez era bien sustituida por Araujo y la ceguera de Gil Marrano ante la patada de Carapinga a Gavi dentro del área, era corregida por el VAR. Robert, desde los once metros, volvía a llamar a la puerta del gol. Por suerte, esta vez lanzando como una persona normal para alivio de los culerdos.

Antes de que el Mierdas procesase la remontada llegó un nuevo golpe. Milimétrico pase de Kounde para que Rabinha, se pusiese el traje de Quini, Hrubesch y Santillana a la vez: sosteniéndose en el aire, marcó los tiempos de cabeza para anotar el tercero. No se recuerda un upgrade mayor de un jugador de una temporada a otra.

Y siguió el festival del equipo, en general. Y del brasileño, en particular, que lideró un furibundo contraataque para asistir a Balde en el cuarto que a punto estuvo de haber llegado apenas un minuto antes. Goleada en solo 45 minutos que podían haber sido peores para los blancos: su rival había tenido un 70% de posesión y dispuso de hasta 13 ocasiones de gol. Al menos su mejor jugador, Gil Marrano, acudía al rescate: le perdonaba la segunda amarilla a Carapinga por clamoroso agarrón a Lamine. Imposible no imaginar lo que podía haber sido una segunda parte con 4-1 y 10 jugadores…

Pero ese arranque de la segunda parte no fue mejor para los blancos. Se intercambiaron los papeles de la primera parte: primera ocasión Mierder con disparo de Tedigotrigopornollamarterodrigo al palo y nuevo contraataque con Casadó lanzando a un Rabinha desatado que volvía a ridiculizar a una masa de músculos amorfa de 80 minolles de euros. El título de peor jugador que jamás haya vestido la camiseta de la selección francesa está ahora más disputado que nunca: Aurelien ya solo tiene por delante a Dugarry. Y amenaza con pezuñas de hierro a la Leyenda Christophe.

La manita apuntaba en ese momento a ser un resultado corto. Se hojeaba incluso en los libros de historia para desempolvar un 9-0 en el amistoso entre ambos clubes de 1918. Pero de nuevo apareció la figura de Gil Marrano para cortar la sangría. A la expulsión de Scsjkhdmbnfzsny –que precedió al gol de Tedigotrigopornollamarterodrigo–, le sumó un penalty no pitado a Antonio el Psicópata, la no expulsión del Mandela Monguer por pisotón a Balde y la no expulsión de la masa amorfa de nombre Aurelien, por entrada criminal al neo-inscrito Olmo. Ni por esas. Ni con 12 jugadores –solo le faltó ponerse la camiseta blanca a Don Jesús– contra los 10 azulgrana pudieron dominar el partido los blancos.

El Barça dio un paso atrás, consciente de su amplia ventaja en el marcador. Y administró el resultado sin grandes problemas con Pedri dando una lección magistral de mediocampismo. Apenas un último disparo de Meflippé –el único de su equipo con ventaja numérica– ya con todo el pescado vendido, sirvió para que incluso Iñaki Nodiotanta Pena se sumase a la fiesta con una magnífica intervención. Primer título de la temporada y primero de la Era Flick tras una superlativa actuación del equipo. Y el ansiado sextete blanco tendrá que esperar un año más.