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Todobienismo

Todo salió bien en la noche del sábado. Buena temperatura, gran asistencia del público y un rival que salió queriendo agradar a sus no pocos aficionados que se animaron a subir a Montjuic: Mostraron los visitantes su vocación atacante, la que le permitía principalmente la inmadurez de Balde en tareas defensivas, y demostraron que saben jugar al fútbol. Pero, sobre todo, que dejan jugar. Y precisamente por eso, poco les duró el ánimo a los de Pellegrini. Exactamente hasta que Juan Infeliz transformó su primer remate fallido en un buen control mejorado aún más con un segundo que culminó abriendo su cuenta particular como delantero blaugrana. Y en su primer partido como titular. Nuevamente hay que recordar ese record de Dugarry que sigue y seguirá vigente –per secula seculorum–: es el único delantero de la historia del Barça que nunca marcó un gol. Eterno Christophe.

El 1-0 acomodó aún más al Barça que,  con Gavi por fin como de centrocampista creativo y Juan Infeliz con libertad abriendo espacios en tres cuartos, mostraba una notable fluidez en el juego. Y así, antes de que el Betis entendiese lo que había hecho mal para ir perdiendo el partido, un nuevo detalle de calidad del Infeliz haciendo una asistencia invisible para que el balón llegase a Robert –el gol llama a su puerta– que solo ante Rui Silva no pudo hacer otra cosa que marcar el segundo. El feeling entre el portugués y el polaco empieza a sentirse en el ambiente. Antes de caer en la tentación de escribir obviedades como que su juego encaja más con el estilo de Xavi que con el del Cholo –el agua moja, los políticos mienten– conviene recordar que el chaval tampoco comenzó con mal pie en el Atleti para diluirse en la mediocridad misma no mucho tiempo después.

Tuvo el Betis su canto del cisne para meterse en el partido antes del descanso pero ahí estaba Ter Stegen, el guardián silencioso que no dejó ni un resquicio a las posibles dudas. Porque el equipo estaba tan cómodo, incluso jugando de manera alegre, que estaba claro que era el día en que a uno todo le sale bien. Prueba de ello fue el nuevo Ferrán, que se vuelve a parecer a aquel que apuntaba tan alto en el Valencia. Sus prestaciones parecen brillar más cuando salta desde el banquillo pero hoy, como titular, tampoco quiso desaprovechar su oportunidad. No dispuso de grandes ocasiones pero el estar “on fire” hace que incluso puedas romper hasta una mala racha del equipo que ya duraba más de dos años: marcar un gol a balón parado. Como él mismo reconoció al final del encuentro, su disparo buscaba la escuadra superior y encontró la inferior, con una rosca que habría firmado el propio Messi. Precisamente el último en marcar de falta directa como azulgrana. Son ya cinco goles en apenas 130 minutos para O Tiburão da Foios.

Con el Betis sacando bandera blanca y el partido sentenciado, las entradas de Lamine Chaval, Raphinha y Gundogan servían para hacer el necesario reparto de minutos. En el caso del brasileño, también para reivindicarse. La salida de DembeLerdo parecía darle un puesto fijo en el once pero no contaba con la irrupción de Lamine, la recuperación de O Tiburão y el fichaje a última hora del Infeliz. Se dio prisa en dar a entender que no se va rendir: primera intervención, primer disparo a puerta y primer gol de la temporada.

Para cerrar el gran partido, no se puede dejar de hablar del “otro” Joao. Desde que el 2 de Junio de 2016, Dani Alves anunciaba que se iba del club, el lateral derecho ha sido la gran pesadilla azulgrana. No merece la pena hacer una lista de lo que han perpetrado algunos jugadores que osan llamarse “laterales” en ese lugar del campo durante ese tiempo. Más que nada por no echarse a llorar. Ver, por fin, a un lateral derecho con cara y ojos es, principalmente, un alivio. Es temprano para echar las campanas al vuelo pero tras la actuación de Cancelo dan ganas de exclamar: “Ha llegado cuatro años tarde”. Tal vez no será el mejor fichaje, pero sí el que el equipo necesitaba. En plena noche de reivindicaciones, él también hizo la suya, sacándose de la manga una jugada de extremo con recorte y disparo ajustado al palo para cerrar un magnífico partido donde, por fin, se van ajustando los mecanismos y el equipo transmite la sensación de estar creciendo. Todo bien.