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El partit

Volando a cuartos

Alfonso Murube Yáñez- Barnuevo y Miura nació en Utrera en el año 1913, donde inició su etapa futbolística en el Utrera Balompié. Centrocampista de gran técnica, posteriormente militó en dos equipos extremeños: Deportivo Extremeño (Badajoz) y Deportivo Balompié Don Benito. En 1928, con tan sólo 15 años, fichó por el Real Valladolid en el mismo año de la fundación del equipo pucelano. Pese a su corta edad, le hicieron ficha profesional y, tras su paso por el club blanquivioleta, llegó a Ceuta en 1932. Allí jugó cuatro temporadas. La quinta no la llegó a empezar porque estalló esa Guerra Civil que le hizo cambiar las botas por el fusil. Ingresó en el bando nacional y formó parte de las Fuerzas Regulares Indígenas de Ceuta, llegando a alcanzar la graduación de Teniente. Su muerte, el 16 de abril de 1938, se produjo en el frente de Aranjuez, aunque otras fuentes lo sitúan en el de Guadalajara.Cuatro años después de su muerte, la directiva de la SD Ceuta solicitó al Ayuntamiento que el estadio de fútbol construido en 1933 bajo el nombre de “Campo Municipal de Deportes” (también era conocido como “Docker” por un campamento militar sanitario ubicado en la zona) pasara a denominarse “Alfonso Murube” en honor al futbolista.

Sirva esta pequeña lección de historia para sacar algo de provecho a un partido sin historia, disputado precisamente en el Alfonso Murube. Más allá de los mismos reportajes de siempre en televisión sobre viajes en helicóptero cada vez que un equipo de Primera ha de jugar en Ceuta, solo quedaba observar la actitud con la que saldría una alineación plagada de suplentes como la que presentó Xavi. Un equipo que salió al tran-tran, aguantando el esperado y presionante inicio de los locales que jugaban con más ilusión que fútbol. No hay que olvidar, que el Ceuta es colista de su grupo de 1ªRFEF. Tras media hora de sesteo, y acaso recordando el reciente sofoco frente al Intercity, el Barça decidió que había que apretar un poco el acelerador para cruzar el estrecho en jueves y no en viernes.Un simple acelerón bastó para meter al Ceuta en su área. Tanto reculó su defensa que dejó a Raphinha armar la pierna para lanzar de rosca al primer palo. Y si bien, la Copa a veces permite descubrir porterazos que deberían estar en categorías superiores, también sirve para comprobar que el del Ceuta está bien en la que está. Incluso alguno habrá pensado que por encima.

El gol desinflaba casi por completo a unos locales que, además, vieron como el Barça no salió de los vestuarios a contemporizar el marcador sino decidido a cerrarlo. No pasaron ni cinco minutos cuando un robo de Kessie terminó con una asistencia a Robert -el gol llama a su puerta- que anotaba en su prácticamente primer contacto con el balón. Lo que viene siendo un goleador de los de toda la vida. Partido finiquitado y tiempo para que algunos de los suplentes del Ceuta pudieran incluir en su curriculum que un día jugaron contra todo un Fútbol Club Barcelona.

Tiempo también para el carrusel de cambios y el reparto de minutos en las filas azulgrana: todos los que desaprovechó una vez más Ferran Torres, los rentabilizó principalmente Ansu Fati para seguir sembrando semillas de esperanza con su buen gol. Kessie, por su parte, se estrenaba como goleador sumándose a una fiesta que cerraba, quien si no, Lewandoski. Casi a gol por partido sale el polaco desde su llegada. Una fácil victoria para situarse, quien lo diría hace un par de meses, a tan solo 4 partidos del segundo título de la temporada.