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Crónica

Apártate, Piqué

Lisboa. Agosto de 2020. Tras la mayor debacle europea de la historia del Barça, Gerard Piqué comparece a pie de campo y regala a los medios un desagarrador “si sobro, me aparto”. Dos años después, es titular en un partido a vida o muerte que puede definir el fututo del club, no solo en la competición sino a nivel institucional, habida cuenta la inversión que hipoteca las arcas. No dos días. Ni dos semanas. Ni dos meses. DOS años.

Ya no es casual que cada vez que aparecen las trillizas (o cuatrillizas si incluimos a Sergi Tormento) la vergüenza futbolística está servida. Entre la condescendencia y el rosario de lesiones en el centro de la defensa, es cierto que cualquier entrenador de a pie (y cualquiera de los de la grada) habría tirado del quinto central de la plantilla. “Mejor eso que hacer debutar a uno del B en un partido así”. Debe ser eso lo que diferencia a los entrenadores mediocres de los genios. La culerada pensaba mayoritariamente que Xavi iba a ser un mini Guardiola. Año y medio después se confirma que el de Santpedor es inalcanzable para él. Y que la tercera división española es muy superior a la primera de Qatar. Xavi no tiene un esquema de juego claro, ni valentía para cambiar el equipo, ni ideas para aportar frescura al conjunto. Todas sus soluciones pasan por centros al área donde tres centrales que superan el 1’88 saltan y sonríen cual niños alborozados por caramelos voladores en la cabalgata de Reyes.

Será futbolístico, mental o esotérico, pero desde hace un lustro tener tres o más cuatrillizas en el once titular es palmatorio. Ya hundieron a Don Honesto, a Setien y a Q-Man cada vez que apostaron por ellos. Hoy tampoco tuvieron piedad de su “amigo” Xavi. El partido de Piqué fue de los que marcan a un jugador. Concretamente señalan su retirada. Gerard, entre su dejadez y sus problemas personales, no es que no esté ya para la elite. Simplemente no está. Su garrafal error de juvenil en el empate interista dio el vuelco al partido con el que soñaban los italianos. Busquets, su compañero de penurias en cada ridículo continental, también lució sus mejores galas de vaca sagrada regalando el 1-2. Para completar el sándwich, Pique volvió a salir retratado en el 2-3.

Porque hasta el gol del empate, los de Xavi, de nuevo jugando a lo que quería el rival, habían apelado más a la voluntad que al juego pero la grada –entregada con el equipo- aún veía un hilo de esperanza.Pero con esa defensa, en cuadro y atrillizada, la realidad es que este Barça solo tiene dos centrocampistas que rinden en cada partido más de 50 minutos. Y hay que recordar que ni Pedri ni Gavi llegan a los 20 años. Los extremos son un auténtico quiero y no puedo. Fuertes con los débiles y débiles con los fuertes. Raphinha acaba de llegar y aún tiene cierto margen de confianza pese a su semblante simaosabrosesco cada vez más pronunciado. Para lo de DembeLOL, en su SEXTA temporada, ya no hay adjetivos. Son muchos los entrenadores que se inmolan por un jugador. Entendible si ese jugador es Messi. O Zidane. O el propio Xavi aupado por Luis Aragonés. Pero ¿Ousmane? ¿De verdad, Xavi? ¿Ousmane Dembelé es tu jugador franquicia? Ni siquiera su gol salva su enésimo y desastroso partido. La jugada en la que evita dar el pase de gol a Ansu define su fútbol. Para los que creían que no había nadie peor que Neymar tomando malas decisiones en un terreno de juego (y fuera de él), el destino les regaló a Ousmane.

 

Los cambios solo ayudaron a volver más caótico el partido –y donde el Inter se desenvuelve como pez en el agua- y a observar con tristeza que Ansu ya casi puede formar parte del club de las (cua)Trillizas porque las lesiones han terminado por echar abajo algo que parecía ilusionante. La frase es aplicable indistintamente al chaval y al equipo. De la quema solo se salvaron Lewangolski –dos de dos, cual Stephen Curry en la línea de tres- y Ter Stegen que salvó tres goles más del Inter que habrían certificado hoy mismo la defunción. Su última intervención milagrosa solo sirve para alargar dos semanas más la agonía de tener que volver a penar por la Europa League.