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Yoyalodije

Diario de confinamiento: Fase 0

Diario de confinamiento. Fase cero. Las compras:

Te vistes por primera vez en diez días con esa ropa nueva que compraste el 7 de marzo; esa chaquetita tan mona de entretiempo con la que pensaste que te sentaría tan bien, con ese color granate tan poco visto y ese estilo “bómber” tan de los noventa del siglo pasado.

Te pones los guantes y mascarilla. La mascarilla la planchaste anoche para poder reutilizarla.

Preparas la bayeta con desinfectante. Te preguntas si se escribe bayeta o balleta. Te concentras en lo que tienes que hacer y sales de casa.

Llegas a la cola del supermercado. Hay bastante gente muy disciplinada y organizada. Crees reconocer a un vecino, le saludas sin decir ni palabra, alzando la mano como si hubieras visto a un centurión. Esperas.

Entras en el supermercado y el vigilante te insta a lavarte las manos y ponerte guantes. Te pones guantes encima de tus guantes.
Dentro del supermercado, ves un producto que vas a comprar, pero hay una persona delante de él. No se decide porque aún la fecha de caducidad no le conviene. Esperas.
Haces toda la compra y esperas en la caja.

Metes toda la compra en bolsas que has llevado de casa y las metes en el carro de la compra o en el coche, como hoy ha sido mi caso.
Llegas al garaje, sacas la compra y aparcas el coche en tu plaza con cuidado de aplastar tu moto. Gran invento el de las cámaras traseras y sensores, pero aún así no te fías y los últimos centímetros los haces a sobaco, apoyando el montante de la puerta delantera en esa parte del cuerpo y empujando el coche. Lo dejas a dos dedos de la moto.

Llamas al ascensor. Parece que todos han decidido ir a comprar, a currar o a pasear a los niños a la misma hora. Esperas.

Por fin llegas al rellano de casa. Te descalzas. No metes nada en casa. Vas a por la bayeta ¿o era balleta? y te cambias de ropa.

Limpias cada producto uno por uno, no lo haces con delicadeza, como cuando tu hijo era muy pequeño y le limpiabas después de comer. Limpias los productos como cuando tu hijo creció un poco y seguía necesitando que le limpiaras después de comer.

Vas dejando la compra en las bolsas nodriza desinfectadas que dejaste preparadas.

Entras en la cocina con la bolsa nodriza, y vas abriendo la despensa y la nevera según la naturaleza del producto, no sin que a veces abras la nevera para un producto que tiene que ir a la despensa y viceversa.

Todo esto en solo cincuenta y cinco minutos y treinta y ocho segundos; quince segundos más rápido que hace diez días. Le voy cogiendo el gusto a estas compras.