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Yoyalodije

Cuanto peor, mejor para todos

Ante el previsible adelanto electoral, Don Honesto decidió homenajear al anterior presidente del Gobierno e hizo suyas las reflexiones de Mariano Rajoy: cuanto peor mejor para todos y cuanto peor para todos mejor, mejor para mí. Ya venía el técnico azulgrana apuntando maneras rajoyescas: uno pensaba que no se podía empeorar lo de Roma. Y llegó lo de Liverpool. O que esta plantilla ganaba ligas y copas sin esfuerzo. Y llegó la final de Copa contra el Valencia. Y se suponía que no se podía empeorar el juego de las dos temporadas anteriores. Pero llegó el partido en Granada….

Y eso que ya lo había avisado Don Honesto antes de empezar el encuentro: es en estos partidos donde se pierden las ligas. Como en El Sadar, donde el técnico azulgrana debió tomar buena nota. Eso sí, no hizo nada por mejorarlo sino al contrario, lo empeoró. O tal vez sus jugadores no le entienden o no le quieren entender. Como en Pamplona, el equipo regaló un gol nada más empezar (minuto cinco entonces, minuto uno en Granada, siempre a peor) y la primera parte al completo: ni un solo disparo a puerta. Si ven en Wallapop, un anuncio de unos guantes de segunda mano con la descripción: ‘Estado: sin estrenar’ sin duda el que lo publica es Rui Silva, el portero del Granada.

Esa falta de bagaje ofensivo suena a crítica hacia los delanteros azulgrana y lo es: concretamente hacia El Hombre Gris, ya gris oscuro. Se decía que el francés mejoraría cuando volviera Messi al equipo y, sin embargo, en Granada parecía más perdido que Quim Torra en una reunión de los padres de la Constitución. La Ardaturanización (huir del Atleti para no correr tanto y rendir aún menos) de Antoine está entrando en un proceso irreversible.

Sin embargo, la línea defensiva salió aún peor parada, concretamente los laterales. Que Semedo disimula con su buen físico sus carencias futbolísticas empieza a ser evidente. Y algo similar puede ocurrir con Firpo: apenas ha jugado pero ya sobrevuelan sobre su cabeza los nombres de Secretario o Danilo, entre otros ilustres laterales estrellados. Fichar a alguien porque hizo un buen partido contra ti, no suele ser el mejor criterio. Mientras, Piqué, como la temporada pasada, ha empezado bajo mínimos. Son ya nueve goles en contra en cinco partidos, y el equipo es el más goleado de la competición. Si en su primer año, lo poco destacable del valverdismo era la seguridad defensiva, ahora la defensa es un lastre para el resto del equipo.

Y como en la temporada pasada (y en la anterior) se esperaba que la salida de Messi arreglase lo que no se había hecho ni en 45 minutos, ni en las dos temporadas anteriores: jugar al fútbol. El dominio infructuoso solo sirvió para que fueran necesarios otros 25 minutos para certificar que el Granada había alineado a un portero tras una buena jugada de Ansu Fati.

Ante la más que evidente falta de fútbol, Don Honesto volvió a inspirarse en Don Mariano y optó por una genialidad futbolística: teniendo a Busquets y a Arthur sentados junto a él, el elegido para cambiar el rumbo del partido fue Arturo Vidal. Y sí, cuanto peor mejor. Su “nineta” no le decepcionó: el primer balón que tocó significó el gol que finiquitaba el partido. Lástima para su equipo que fue con la mano y dentro de su propia área. Y ustedes, como yo, se preguntarán ¿qué hacía ahí el chileno? Y no me refiero a cometiendo ese penalti tan absurdo como clamoroso, sino a jugar en todo un FC Barcelona.

La nueva temporada del valverdismo ya es peor que la anterior (y la anterior peor que la anterior) y empieza a ser evidente que ni el Hijo de O’Pai hubiera servido de nada: el techo de este proyecto lo pone Don Honesto. Parece que la única posibilidad de que abandonase el club sería una (nueva) debacle en Champions. ¿Y qué podría ser peor que lo de Roma o Liverpool? ¿Eliminado en la fase de grupos? Quizá Don Mariano tenía razón: cuanto peor, mejor para todos.