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Yoyalodije

La bestia tricéfala

No pude ver el partido ayer, pero veo que el equipo sigue ganando aún jugando al tran-tran y sin meter revoluciones. Que si el horario, que si el viento, que si las rotaciones… Creo que son cosas que influyen mucho menos de lo que al principio pensaba. Y no es que no lo hagan, ojo, es que llevo un tiempo intentado enfocar la capacidad competitiva desde otro punto de vista “menos trillado”. Y ahora que tengo algo de tiempo, aquí lo expongo:

Hipótesis: La MSN, aka bestia tricéfala, es el colchón competitivo que se ha inventado Luis Enrique para sostener (y de qué manera) al Barça en la élite.

Desarrollo: A ver, el Barça de Pep fue la perfección táctica y creo que esto ni el mismo Lucho lo discute. Sólo que llegó a la conclusión de que no es sostenible ni física ni mentalmente en el tiempo de forma continuada. Algo que, el propio Pep, por cierto, lo vivió en primera persona. Agota a jugadores y entrenadores. Exige una disciplina táctica y un esfuerzo mental conjunto tan bestia que termina llevándose todo por delante; más aún tras la válvula de escape que supone la consecución de títulos. La famosa “relajación” no sería más que un mensaje SOS ante tanto estrés competitivo sin descanso.

Por todo ello: ¿Es posible que entregar el equipo a la MSN sea la manera de no perder hilo competitivo para luego, a la hora de decidir, sí ponerlo todo? Me explico: La temporada pasada vimos y vivimos “el cambio” de Anoeta, pero luego otro quizá más importante al entrar en los últimos meses. Se empezó a jugar más posicional, se empezó a querer tener control y empezaron a ganar peso los centrocampistas (Busquets e Iniesta, principalmente, aunque el salto competitivo de Rakitic no fue menos relevante).

La MSN, por otro lado, te asegura ganar partidos sin tanta necesidad de tener que hacerlo bien bajo el “yugo inquisidor” del mayor perfeccionista del juego posicional, algo que antes era mucho menos frecuente. Esta posibilidad, además de una tentación obvia, puede ser vista como un alivio para el equipo (y entrenador). Maná en el desierto de lo posicional. Poder soltarse, dejar de tener que pensar todo el rato, de estar concentrados los 90 minutos. Simplemente ganar, poder disfrutar la victoria sin más y punto. Ello, parece ser y no es baladí, no ha apartado al equipo de un compromiso ulterior: a la hora de competir, se acaba la tontería. El peso vuelve a recaer más en la elaboración, en los centrocampistas y en lo posicional. Partidos que desgastan mucho más, pero que son sólo “de vez en cuando”.

Es algo que hemos estado viendo también, aunque puntualmente, esta temporada (estamos a la altura en la que estamos). El “modo ahorro” por un lado y luego, también este año, en momentos importantes, “el modo competición”. Más posicional. La MSN te permite esta opción. Se le caen los goles. Y aquí estamos otro año, pasando febrero líderes, clasificados en las competición del KO y partidos puntuales memorables en momentos importantes. Una bestia competitiva mucho más sostenible. Con menos desgaste físico/psicológico que el que exigía la completa atención contínua de Pep.

Tesis: La bestia tricéfala para “lo doméstico”, la versión total para los títulos. Una gestión con la que ganan todos y que, de momento, funciona.

Quiero recalcar una cosa más sobre esto.

Primero, que es una cosa que a mí se me ocurre para intentar entender picos de rendimiento tan dispares como los que estamos teniendo.

Segundo, que no creo que sea una cosa tan programada de antemano y calculadora en mano. Debe haber mucho de autogestión ahí. Son los propios jugadores los que se enganchan rápido a un partido o a los que les cuesta entrar. Es más que probable que si entra el primero en el minuto 3 (mal anulado), el chip cambie automáticamente, se juegue con una presión distinta y los diez siguientes minutos se hubiera jugado a otro ritmo buscando el segundo. Siendo el mismo partido.

Pero creo que también es indiscutible que Luis Enrique ha dotado al equipo de variantes distintas que potencian al tridente de arriba prescindiendo bastante de otras etapas de elaboración previamente ineludibles. Sabiendo esto, los jugadores tienen donde “descansar” en caso de que el día se ponga tonto. Y los de arriba son tan buenos que descuentan los partidos por victorias.

Es decir, los jugadores han encontrado otro hábitat donde también se sienten fuertes y decisivos, que les exige menos sin perder resultados. ¿Para nosotros? Pues cierta decepción, viniendo donde venimos porque les vemos partidos puntuales de 10, pero cada vez más de 6. Para ellos, seguro que algo de alivio, cumpliendo con los objetivos y sabiéndose capaces. Y, lo que es más importante, en las citas importantes siguen sin fallar y saben que pueden.

Sigue siendo hipótesis, ojo. Esta temporada en 5-6 semanas volveremos a ver cómo se juegan las habichuelas.