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Crónica

Málaga 1 – Barcelona 2; la ilógica y la lógica

Pocas cosas lógicas sucedieron ayer en la primera parte de la Rosaleda. Ya antes de empezar el partido y dada la proximidad geográfica, el Barça decidió hacer un pequeño homenaje al Cádiz (o a la Cherygota) y salió con su segunda equipación amarilla. Resultado: vestir de claro a un equipo que normalmente viste de oscuro, para jugar contra otro equipo que viste de claro. Algo carente de lógica, y que junto con el resol de las 4 de la tarde complicaba bastante al telespectador el poder seguir el partido con comodidad.

Tampoco tuvo excesiva lógica la línea defensiva que presentó Luis Enrique, de entrada. Si tu lateral izquierdo titular es baja (y sobre todo si le ha de sustituir Adriano), si tu central derecho titular también, quizá la lógica obligue a no tocar los dos únicos puestos ‘sanos’ que te quedan en esa línea. El asturiano optó en cambio por cambiar a Mascherano de posición, situándole en la derecha y dejando el central izquierdo para un calamitoso Vermaelen, y alinear también a Aleix Vidal en vez de Alves. El resultado de tanto cambio lo sufrió el Barça a lo largo de todo el primer tiempo.

En descargo de Lucho, cabe decir que es de suponer que él, como casi todos, esperaba un escenario muy distinto al que se acabó dando a los pocos segundos de iniciado el encuentro. En un balón en profundidad, Suárez ganaba la acción al defensa malaguista, y su centro-chut desviado por Kameni lo aprovechaba Munir para empujarla y poner el 0 a 1. Así que lo que en teoría iba a ser un chocarse constantemente contra un muro, se convirtió en todo lo contrario; presión arriba de los albiazules, falta de concentración (algo) y de capacidad (mucha) para sacar el balón de nuestros zagueros, desastre absoluto en el repliegue, errores circenses en el pase y el despeje, y ocasión tras ocasión del Málaga, palo incluido. Hasta que, tras el enésimo balón mal sacado por Mascherano, Vermaelen cierra mal, Adriano llega tarde, el balón rebota en un jefecito incapaz de apagar tanto fuego (muchos de ellos provocados por él mismo, todo hay que decirlo), y acaba en la meta de Bravo. Justo empate y un panorama realmente negro, de haber seguido las cosas por los mismos derroteros. Sin embargo, en la única buena presión arriba de los culés en todo el primer tiempo, una recuperación de Messi acabó en una doble ocasión de Munir (rechazada por Kameni) y el propio Leo (fallo a bocajarro), a punto estuvo de significar el 1 a 2, justo antes del descanso.

Estaba claro que muchas cosas debían cambiar en la segunda parte si los blaugrana pretendían sacar algo en claro de su visita a Málaga. Aparte de la hipotética bronca de Lucho al descanso, el asturiano optó por dar entrada a Mathieu por Vermaelen. Un tan simple como lógico cambio de cromos que dio un gran resultado gracias a la mayor contundencia y serenidad del francés. Pero sobre todo lo que hubo, lógicamente, fue una salida mucho más contundente por parte de los culés; posesión en dos tercios de campo rival, presión tras pérdida, adelantando líneas en vez de corriendo hacia atrás en defensa… Nada del otro mundo tampoco, pero suficiente como para hacer patente la lógica superioridad futbolística blaugrana. Así, transcurridos siete minutos, un buen centro de Adriano (90 minutos dan para que hasta que este hombre haga algo bien) fue rematado por Messi a gol. 1 a 2, y lo que tocaba entonces era no volver a hacer el tonto como en el primer tiempo. Acertó Lucho metiendo a Rakitic por un desaparecido Munir, pasando a Arda a la izquierda y generando una superioridad en medio que hasta ese momento no se tenía. Los minutos fueron transcurriendo sin que pasase gran cosa ni en un sentido ni en el otro; algo que vista la primera parte fue de agradecer. Sin haber la sensación de tener un control absoluto sobre el partido, hay que decir que el Málaga fue incapaz de generar más que un par de sustos en una buena jugada por banda izquierda y un mal rechace de Mascherano. Messi perdonó la sentencia a pocos minutos del final, pero afortunadamente, el Barça acabó llevándose tres puntos muy importantes de un campo nada sencillo.

El equipo, lejos de la brillantez de otras ocasiones, supo sobreponerse a unas bajas que resultaron más importantes de lo que a priori parecían, y a una de las peores primeras partes de la era Lucho, salvando uno de los grandes ‘match balls’ que quedaban de aquí a final de campeonato. Muy meritorio lo del Málaga de Javi Gracia. Seguro que los culés esperarán con ganas las visitas de los rivales en liga a la Rosaleda; ya que es lógico pensar que, a diferencia de otros equipos con los que comparten colores, los malaguistas se lo harán pasar al menos igual de mal que a nosotros…