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Yoyalodije

La importancia del Entrenador en un equipo de Fútbol

De niño, cuando me llamaron para jugar en el equipo de mi ciudad natal, llamábamos “Mister” al entrenador. Un recuerdo de aquellos tiempos, antes de la guerra, en que la mayoría de los entrenadores de los equipos grandes eran, o habían sido, ingleses.

En aquellos tiempos, la figura del entrenador era un compendio de todo lo que “importaba” y su palabra era ley. Nadie osaba discutir sus órdenes, so pena de acabar “calentando banquillo”. Esta anécdota puede resultar ilustrativa:

Un compañero, que luego triunfó en primera, destacaba entre todos nosotros por su calidad técnica, y porque se “chupaba” todo balón que recibía. Una tarde de martes, tras un resultado desastroso el domingo anterior, gracias a que “el colega” había desperdiciado 5 o 6 ocasiones claras por no ceder el balón a compañeros mejor situados, el Mister le dio un balón, lo envió a una esquina del campo, y lo tuvo todo el entrenamiento haciendo toques… Y ese fue su entrenamiento toda la semana. El domingo siguiente ni siquiera vino al partido, “porque no había entrenado”… El mensaje lo entendimos todos, incluso el interesado.

Viene todo esto a cuenta del partido de este sábado, en el que un EQUIPO con los colores azulgrana, literalmente se comió a 11, luego 10, excelentes jugadores vestidos de blanco.

Todos los azulgranas sabían a qué jugaban, se buscaban, se pasaban el balón, ocupaban los espacios de manera armónica, todas sus acciones tenían un propósito, y resultaba una delicia verlos jugar.

Los de blanco, sin embargo, mostraron grandes detalles técnicos, en alguna que otra ocasión. Llevaron adelante algunas jugadas brillantes, y en tres o cuatro ocasiones ligaron jugadas bonitas, e incluso pareció que podrían marcar algún gol. Pero la mayor parte de las veces su colocación en el terreno de juego fue deficiente o muy deficiente, el propósito de los pases no estaba claro y la mayoría terminó en los pies del contrario. Mas bien dio la sensación de que cada cual hacía la guerra por su cuenta.

En la opinión de quien esto escribe, los de azulgrana jugaron como un equipo, mientras que los de blanco, no.

Y aquí viene la importancia de la anécdota del principio. Mientras que en un caso la mano del Mister se vio en la organización y conjunción de los jugadores, en el otro pareció que cada jugador, como mi colega de la infancia se “chupaba” su bola y trataba de destacar en solitario.

Rafael Benítez destacó como entrenador con el Valencia CF, con el que ganó 2 Ligas y una copa de la UEFA. Al año siguiente consiguió una UCL y una Recopa de Europa con el Liverpool, también un Mundial de Clubes con el Inter de Milán post Mouriño, y una segunda UEFA Cup con el Chelsea… perooo nunca ha dejado de ser un entrenador mediocre, convencido de que “su esquema” es lo que importa. El no ajusta el esquema a las características de los jugadores, son los jugadores los que han de acoplarse al esquema.

Si como en el caso del Real Mierdas actual, la plantilla se ha construido a golpe de talonario, sin tener en cuenta el papel que el jugador ha de desempeñar en el “esquema” del equipo, lo lógico es que el conjunto fracase, como se vio el sábado. Aquí, no hace falta un Mister, en el sentido tradicional de la palabra sino mas bien un psicólogo, capaz de acomodar los enormes “egos” de jugadores que son, a día de hoy, gerentes de empresas multinacionales unipersonales, mas preocupados de gestionar sus enormes patrimonios, y de cuidar su imagen pública, que de participar activamente en los entrenamientos y de “acoplarse a las pesadas tareas” que el “pobre entrenador” espera que cumplan.

En cambio, Luis Enrique Martínez ha llegado a un Club, en el que desde hace unos años se tiene bastante claro “a qué se juega”. Pueden hacerse fichajes a golpe de talonario (hola caso Cesc, hola caso Ibrahimovich) pero en todos los casos se busca que el jugador que se consigue tenga un “hueco”, o varios, en el conjunto, que sea capaz de aportar soluciones, en lugar de crear “problemas de adaptación”.

Y los resultados están ahí, para el que quiera verlos… Mientras en un caso se intenta que los “Balones de Oro” se formen y desarrollen en el seno del club, en el otro se gasta lo que no está en los escritos para comprarlos.