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Crónica

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Hace pocos días pedí al equipo que ganara por nosotros, no porque pensara (entonces) que podíamos ganar la Liga, sino porque necesitábamos recuperar el orgullo y quitarnos el luto de la salida del club del mejor entrenador de la historia. Creía, en definitiva, que ya llevábamos casi dos años así y, teniendo al mejor jugador de todos lo tiempos y algunos de los mejores de la actualidad, era el momento de pasar página y encarar el futuro. Y la única forma era a través de una gran victoria, lo que no me esperaba es que esa victoria iba a entrar en la más gloriosa historia del barcelonismo. Porque el puñetazo en la mesa de anoche es de órdago, una goleada en toda regla en el mismísimo centro del Mal, con todos pájaros de mal agüero viéndolo desde el corrupto palco del Bernabéu. Ayer, señores, hicimos historia.

Si criticamos otros días los errores de Martino justo es decir a los cuatro vientos que ayer, el Tata acertó con la alineación. El arriesgado 4-3-3 de Ancelotti creó una situación clara de ventaja del Barça en el centro del campo con los cuatro peloteros y Messi enganchándose desde la media punta. El Barça pudo y supo tomar las riendas del partido y con un Messi absolutamente enchufado marcó el cero a uno en un zapatazo brutal de sweet Iniesta, un zurdazo que borró todas las telarañas de la portería de Diego López.

El Madrid reaccionó aprovechando la vulnerable banda de Alves y el no menos vulnerable centro de nuestra defensa y, en un visto y no visto, entre Di María y Benzema pusieron al Madrid en ventaja. Afortunadamente, Piqué salvó el tercero de Benzemá y le dio vida a un Barça que entonces estaba a merced de su débil defensa. Afortunadamente, Xavi, Iniesta y Busi recuperaron la temperatura del partido y poco antes del descanso, en una combinación entre Messi y Neymar, el mejor de la historia gambeteó en el balcón del área blanco ,soltó otro zapatazo e igualó el partido. Todo estaba por decidir en la segunda parte.

La segunda parte comenzó con un control inicial del Barça pero en una jugada en la que un desbordado Alves hizo una falta fuera del área a Cristiano, Undiano se confundió y la señaló dentro, pitando un penalti que deshizo la igualada. A partir de ahí el Madrid bajó físicamente y, a la vez ,el Barça sacó la casta y, sobre todo el fútbol, y Messi que no se resignaba a perder ese partido se sacó un pase a Neymar, una asistencia estratosférica que solo puede ver un genio, y el brasileño provocó la jugada más importante del partido. Claro penalti de Ramos y expulsión del impetuoso defensa sevillano. Messi la enchufó y volvió a poner el empate en el marcador.

A partir de ahí se abrió otro partido, un tramo en el que el Barça se lo tomó con calma, como en el Etihad,  y buscó el desequilibrio con paciencia. Pudo haber marcado Alves ,como en Manchester, con un duro chut al poste pero fue finalmente el de Fuentealbilla el que se buscó la vida en el área blanca y Alonso le hizo un nuevo penalti, un penalti que Messi metió en la escuadra para decidir los tres puntos o quizás algo más.

El partido fue un espectáculo similar a una montaña rusa: subidas y bajadas de adrenalina en un partido muy intenso y bonito en el que acabó ganando el mejor. Ahora muchos dirán que si no se hubiera hecho el tonto en Valladolid o contra el Valencia ahora seríamos líderes destacados pero lo que no sabemos es que si con una ventaja de 3 o 4 puntos el Barça hubiera salido ayer al Bernabéu con la misma ambición. Me temo que no.

Del arbitraje no quiero ni hablar y mucho menos de los lloriqueos de Ronaldo y Ramos. Siempre igual, el mal saber perder de este club es ya cansino y vergonzante. Que lloren y sobre todo que se olviden de que ayer perdieron un partido que tenían ganado por la falta de consistencia de su centro del campo. Que con su pan se lo coman.

Espero que este partido haya reestablecido el orgullo culé que andaba en horas bajas. Creo que el golpe es de suficiente importancia para mirar con optimismo lo que queda de temporada. Si se gana en el Bernabéu se puede ganar en cualquier campo, eso sí, con la actitud y la ambición de ayer. Si no se puede, al menos, que nos quiten lo bailao…