El gran problema del Barça es que tras las elecciones ganó Rosell, pero perdió la oposición. Tocata y fuga de todos y cada uno de los candidatos y después el vacío más absoluto dejando un liso páramo al presidente electo para que hiciera y deshiciera sin ser juzgado por ninguna voz autorizada. Esto es algo que sí que yo recrimino al club como ente vivo: la rendición de la oposición desde las elecciones. Demasiado tiempo a mi juicio.
Al menos ahora viene Laporta y mínimamente habrá debate. Se pondrá el foco en muchos aspectos -olvidados algunos, enterrados para pasar desapercibidos otros- y de nuevo se tiene la sensación de que alguien ve desnudo al emperador. Diversas posturas, diversos modelos de gestión. Que sabemos que existen, pero que llevan años sin ser confrontados a gran escala barcelonista (excluyo a esta Galia yoyera).
Más que el qué ha dicho, que también es importante, lo vital es que por fin alguien ha dicho algo. Y yo que me alegro porque la falta de oposición está empezando a devorar el club desde dentro. Y las fuertes raíces que se plantaron hace veinte años son las que han dado los frutos que hoy recogemos del árbol.