Yo no andaría demasiado preocupado por el partido de ayer. Todo entra dentro de la normalidad. Porque es normal que los jugadores necesiten rotar y que los suplentes (por eso son suplentes) no alcancen el nivel de los titulares cuando salgan. También es normal que a un jugador le pese el Camp Nou y su peculiar sonido cuando está discutido por la grada. Y sobre todo, es muy normal que un equipo se tome un pequeño respiro tras una vertiginosa primera vuelta. Partidos como el de ayer también los hubo en la era Guardiola, el partido de Copa contra el Sevilla de una noche de Reyes, que fue la tumba de Chygrynsky, sin ir más lejos. Ayer los jugadores no estuvieron a gusto en el campo y el Málaga lo aprovechó, nada nuevo bajo el sol.
Pese al regusto amargo del final, el partido comenzó bien, con el Barça entrando con facilidad a base de toque y velocidad. Thiago estuvo a punto de marcar en la primera jugada de peligro pero el balón fue sacado de dentro de la portería por la defensa. Pero, desgraciadamente para él, a partir de ahí comenzó el show Alexis. En la primera jugada que entró al área sintió el roce de un defensa y exageró la caída, muy del estilo del chileno y el árbitro no dudó en sacarle la tarjeta amarilla. En la segunda Tello entró por banda y le sirvió un centro bastante fuerte que no supo empalar y se fue por un lateral . Y el público comenzó a impacientarse con el joven delantero.
Desgraciadamente en otro fallo individual vino el gol que marcó el partido. Pinto dio un balón complicado a Thiago que no se percató de la inminente llegada de Iturra que le pispó limpiamente el balón y batió sin problemas al portero gaditano. El gol del Málaga espoleó al Barça, y especialmente a Messi que tuvo los mejores minutos del partido. A los pocos minutos del gol malaguista, Messi persiguió un balón en el que tenía ventaja Weligton hasta que le robó la cartera y pudo batir a Kameni. Y en el minuto siguiente fue Puyol quien, emulando a Bakero en Kaiserslautern, se adelantó en el marcador tras el lanzamiento de un córner. En cinco minutos se remontó el partido y el Barça se creyó en disposición de golear y siguió atacando con decisión el área malaguista. Pero otra vez Alexis en su noche más aciaga volvió a perder una gran oportunidad al filo del descaso con una falta de puntería preocupante para un jugador de la calidad que se le presupone.
La segunda parte fue un poco más áspera. Los nervios de Thiago y la impotencia de Alexis fueron contagiando al resto del equipo que comenzó a fallar lo inhabitual y a caer en todas las trampas del Málaga que acabó siendo mejor conforme avanzaba el segundo tiempo. Pese a ello, el Barça tuvo alguna oportunidad más, aunque pocas, y el Málaga tampoco daba demasiada sensación de peligro aunque sí de control del partido. Ni siquiera los cambios ni la expulsión de Monreal sirvieron para mejorar el juego de esta segunda parte. Poco antes González González se había tragado un claro penalti de Sergio Sánchez a Alexis. Y desgraciadamente, al final pasó lo que suele pasar, en una falta sacada por Duda en el minuto 88 fue rematada a placer por Camacho en el minuto tras otro inoportuno resbalón de Adriano.
Tito excusó la pésima segunda parte a causa del balón de voley, que sin duda no es el mejor para el juego del Barça, y por el desagradable viento. Creo que fue generoso con unos jugadores que ayer se tomaron un “kit kat” frente a un Málaga que salió con el cuchillo entre los dientes espoleado tras la derrota del domingo. Es lo que tienen estos maratones contra el mismo equipo, hay demasiadas oportunidades de venganza.
Visto lo visto en mi opinión el partido importante es el de Anoeta. La ventaja en Liga solo habrá que dosificarla en Champions, una competición de rango superior, pero nunca en Copa. La Copa es, y debe ser de los suplentes y son ellos, con la ayuda de Messi, los que tienen que sacar las castañas del fuego el próximo jueves en La Rosaleda. Porque no sé si lo he dicho ya pero Tito hizo lo que debía anoche.Eso sí, yo del Málaga no me confiaría en exceso para la vuelta…