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La desconexión de los astros

En una mala eliminatoria para el horóscopo culé el equipo de diligentes tauros que propuso el escorpión Mourinho se movió como piscis en el agua de su propia frontal y desvirgó continentalmente a Guardiola, quien no pudo encontrar respuesta a la emboscada de su géminis portuguesa. El fulminante cáncer que tumbó al campeón fue la desactivación de sus dos órganos más pequeños y vitales. Uno es un Acuario de Terrassa. El otro es Leo, y su incomparecencia cambió el signo de la eliminatoria.

A Messi no lo voltearon como el Madrid de Juande en el Camp Nou y a Xavi no lo persiguieron como Chico ni agarraron como Baena. No, Mourinho no es así. Este va más allá. Para qué pegar al 10 si le puedes tapar todas las salidas? Porque ahogar al cartero de la media si le puedes dejar sin destinatarios?

No encontraron los jugones la llave del área chica que Mourinho les escondió nada más conocerse el emparejamiento. Al aislamiento de Xavi y a la impotencia de Messi se les unía en ese punto la conocida pasividad de un Ibra capaz de sacar petróleo con uno de los centrales abierto pero absolutamente maniatado si se acumulan tres cierres a su espalda. Le falta al Barça un goleador que sepa llegar de banda sin balón para ganar la espalda y martillear, todo en uno. El pasado año lo hizo Etoo, y en la próxima década puede que Bojan, pero para el próximo año todo apunta a que será David Villa -aseguran que a cambio de Hleb, Bojan y 30M- quien desarrolle en este equipo tan desahogadora función.

Desahogadora para Ibra, quien una vez aclimatado podrá seguir ofreciendo las variantes que tanto precisa su técnico, pero también para Messi y, sobretodo para la salud realizadora del equipo. Y es que no es muy recomendable que el máximo goleador de un equipo con aspiraciones sea el tío que debe desbordar y liderar, porque si cuando más lo necesitas el rival lo seca te quedas sin líder, sin desborde y sin gol.
Le está pasando este abril al Barça con Messi, pero también al Manchester con Rooney.

Pero volvamos al juego, que no deja de ser una sucesión de detalles. Dos lances aparentemente favorables del juego, como son un gol propio en campo ajeno y la expulsión de un rival en casa con tiempo para remontar, resultaron más contraproducentes que productivos para un Barca de contrastes. Con toda la luz y color cuando está activado el piloto de la autoexigencia y con escasa definición y peor contraste cuando el modo ahorro se instaura en los botones de comando.

Tras deambular con displicencia por Cornellà tres días antes el Barça en pleno saltó en San Siro con la tensión que requería el envite… hasta el gol de Pedro. Viéndose superior y por delante en el marcador el equipo se destensionó ligeramente y se desorganizó notoriamente.

Poco o nada presagiaba que el tanto del canario precipitaría media hora de despliegue local y caos visitante. Nadie podía inaginar que tras los agasajos a Pedro el Barça tiraría la Champions.
Ahí deberá buscar Pep las claves de la eliminación y no en la impotencia del Camp Nou, al que el rey portugués de los faroles llegó con las cartas marcadas y todas las fichan en su lado del tapete.

En Barcelona la expulsión de Motta (hay que ir muy justito de cabeza para meterte con los piscineros el martes y que te echen de la piscina el miércoles) dejó sin ansiolíticos el vestuario azulgrana. Las ideas se iban diluyendo al mismo ritmo que las excusas, y el rival contaba con un notable ejército y un excelente plan.

Transportar el dibujo de la pizarra al campo de batalla no es fácil, y requiere mucho esfuerzo y preparación, pero lo de ayer no pasa por casual. Esto es lo que te da Mou. Eto’o de esforzado centrocampista en Milan y de sacrificado lateral en Barcelona, Pandev corriendo a destajo en la ida y descansando en la vuelta, Sneijder desplegando todas sus virtudes a partir del sacrificio como punto de partida, viejos retales de Madrid y Barça poblando la media y el exdelantero de Zaragoza y Cagliari peleándose delante.

Nadie pagaría la entrada para verlos pero se han colocado a un solo bostezo de ganar la Champions.