Ni hecho a propósito: tres clásicos del norte de África en poco más de tres meses, una auténtica delicia para los amantes del mundo del fútbol. Otro Egipto-Argelia, otra vez en campo neutral, ahora con un billete para la final de la CAN en juego. Tanto se había escrito sobre un más que posible Camerún-Costa de Marfil, las dos grandes favoritas del torneo, que pocos cayeron en la cuenta del otro posible duelo que se avistaba en el horizonte de las casualidades. Los Faraones, dirigidos por la leyenda Ahmed Hassan, el hombre de las 170 internacionalidades, se deshicieron de unos Leones Indomables que concedieron demasiados errores. Kameni se tragó dos balones (aunque el segundo no llegara a entrar), posiblemente ‘abducido’ por el mal de los porteros en esta CAN, y Geremi le cedió en bandeja el 2-1, ya en la prórroga, a Geddo. Argelia, por su parte, que hasta la fecha había regalado demasiados argumentos a los que discuten su potencial, mostró su mejor versión ante la gigantesca Costa de Marfil, elenco de solistas maravillosos sin una canción conjunta que valga la pena. Además de las más que notables actuaciones de Meghni y, sobre todo, de Matmour, siempre quedará para el recuerdo el gol de éste último tras el 2-1 de Keita, en un final loco que llevó el encuentro a la prórroga, y siempre quedará para la duda qué hubiera sucedido en la tanda de penaltis si el árbitro y su linier no hubieran anulado un gol legalísimo de Kolo Touré en el minuto 122.
Así es que, sin olvidar el otro partido por la final, el Ghana-Nigeria, el duelo de la África Negra, para muchos la verdadera finalísima es el Egipto-Argelia (jueves, 20.30h, Eurosport), un enfrentamiento que hace tres meses se tiñó de violencia llevando a ambos países a una crisis diplomática. En el recuerdo balompédico, la eliminación de Argelia del Mundial de Italia 90 por parte de los Faraones y la venganza de los Zorros del Desierto del pasado mes de noviembre. Egipto, posiblemente la mejor selección de todo el continente, busca el tercer título consecutivo. No están ni Zaki ni Abou Trika, pero sí Ahmed Hassan, la brújula egipcia en busca de su cuarta CAN, el mito que ante Camerún superó, con dos goles incluidos, la cifra de 169 partidos de Hossam Hassan (quien marcara el gol que dejó a Argelia sin ir a Italia en 1990), un veterano curtido en mil y una batallas que quiere llevar a los suyos otra vez a lo más alto de África, allí dónde él está y de donde ya no bajará jamás, por algo es una leyenda.