Pintaba a partido raro. Por diferentes razones. Que el Valencia volviese a jugar en el campo del filial azulgrana, como en aquella lejana temporada en segunda división, donde encajó un doblete del malogrado López López. O que un partido del Barça tuviese apenas 6.000 espectadores, seguramente el partido con menos público de los azulgrana, en casa o fuera, salvando la época covidiana. O que el eterno rival estuviese con 5 puntos de ventaja antes de empezar el partido, aunque fuera a mediados de Septiembre, añadiendo un cierto tufillo a urgencia de puntos.
La inusual alineación también hacía torcer el gesto a más de uno. A las bajas de Lamine, Balde y Fraude Jong, se sumaba el impuntual y castigado Raphinha y ver un destrempante tridente atacante conformado por Fallón Todas, Trashford y el debutante –sin pena ni gloria– Ronycola,. Pero Hansi tenía razón. Siempre la tiene.
Porque todo funciona cuando su equipo sale concentrado al 100%. El juego fluye, todos suman y el alemán demuestra que no hay nadie imprescindible. Bueno, sí hay uno: Pedri. Sobre él pivota todo el juego azulgrana, acaso la piedra filosofal de este Barça flickeano. Y cuando se juega al ritmo que marca el canario hay aroma de recital de fútbol. Presión, circulación, velocidad de juego… y ocasiones. Muchas y variadas. Y casi todas desperdiciadas por el romo tridente.
Buenas intenciones, buena actitud, pero poco (o ningún) gol. Como cortar un chuletón con un cuchillo de madera. Y ante la ausencia de puntería, emergió la figura de Fermín, el box-to-box onubense, que aprovechó un pase en profundidad de Fallón para adelantar a su equipo. Un gol que no cambió nada. Porque el Barça siguió en modo apisonadora y el Valencia sin hacer acto de presencia. Lo mejor para los valencianistas llegó en el minuto 47, cuando el árbitro dio por finalizada la primera parte. Milagrosamente, aún estaban dentro del partido.
Sin embargo, la segunda parte fue a peor para ellos. A mucho peor. Porque no bajaron las prestaciones azulgrana y se sumó la entrada de un motivado Raphinha. Si alguno tenía dudas de que el brasileño pudiese repetir su desempeño de la pasada temporada, puede estar tranquilo: sigue enchufado. Ni diez minutos tardó en hacer un doblete, en sus dos primeros disparos a puerta, en ambas ocasiones aprovechando la dejadez de funciones de la defensa che. Y entre medias, nuevamente Fermín soltaba su pierna para hacer su segundo gol con un certero zurdazo. Otra vez, como en 1987, el Valencia encajaba un doblete de un López.
Y un partido sentenciado con debut en Xempions a la vista, es sinónimo de rotaciones. La entrada de Lewandowski hurgó aún más en la herida valencianista. Porque Robert confirmó que sigue llamando a la puerta del gol. Apenas siete minutos tardó el polaco en enviar el balón a la escuadra de Julen y solo diez más en hacer un doblete de vaselina. Porque el gol se tiene o no se tiene. Y Robert, con 80 años, tendrá más gol que el 90% de los actuales delanteros centros de toda la liga española.
Con el set a favor, hubo tiempo incluso para el esperado re-debut de Marc Bernal. Más de un año después de su grave lesión. Minutos testimoniales pero que aumentan las posibilidades del técnico para repartir minutos. Y seguro que el alemán sabrá cómo repartirlos. Porque Hansi tiene razón. Siempre la tiene.