Los Bartu Boys van a hacer que el Camp Nou del siglo XXI sea como el Maremágnum del Port Vell o La Maquinista, un puñetero centro comercial random. Únicamente le falta el minigolf en la terracita superior.
Solo una Junta Directiva estrecha de miras y revanchista, beneficiada por una masa social borreguil y unos medios comprados a cambio de aborregar a dicha masa, podía renunciar a la oportunidad histórica de asociar el nombre del club a uno de los arquitectos más importantes del siglo XX, y elevar a su estadio a la categoría de icono de la modernidad, global y a la vez arraigado a la ciudad (el trencadís gaudiniano, la combinación de los colores de las banderas blaugrana y catalana). Pero son tan cobardicas, y tiene tanto apego a todo lo antiguo del club, como el estilo “costillar” del viejo y actual Camp Nou de Mitjans (por eso tenían a su hijo en el jurado y, a diferencia del tribunal del 2007, los representantes del club hacían mayoría), que lo más normal es que eligiesen un proyecto sin fachada, que al fin y al cabo es el elemento que dota de personalidad y carga simbólica a un campo de fútbol. Este será el estadio del Barça como podrá ser el de cualquier otro (de hecho, se parece bastante al Stade de France de Sant-Denis, que ya tiene más de veinte años por cierto).
Parecería que el debate consiste en elegir entre funcionalidad-ingeniería Vs. espectacularidad y arquitecto estrella. Si no se tiene en cuenta que los estadios de fútbol son las auténticas catedrales de nuestra era. Y que si la entidad deportiva más admirada a nivel mundial, la que ha acogido los mejores jugadores y el estilo de juego más vistoso de la historia de este deporte, no puede dotarse de un estadio con un mínimo de monumentalidad, e incluso de ostentación, pues apaga y vámonos.
Por suerte para los que aun somos fosteristas, Guim y Pol Laporta (a la izquierda de la imagen y cogiditos de la mano), los Jackie&Bobby del Barça, ya se preparan para vencer allá por el dos mil treinta y algo al hijo nerd del momio Cardoner, el “Bisni”, y forrarán este Nou Camp Nou de lacasitus. Así, algún día de partido podré enfilar el carrer Comandant Benítez y observar a lo lejos una mole iluminada en plena noche, pasando imágenes en movimiento de grandes goles de Messi, como un decorado de la decadente Los Angeles de Blade Runner.
