(comentario del 26 de septiembre, a raíz de un post sobre la importancia de Alves)
Saludos serúleos desde Marsesha.
Comparesco brevemente ante ustedes, luego de la controversia ecsistente aserca del pibe Alves, toda ves que constato con desolasión que soslashan usteeeedes una cuestión esensial. Insiden (con la pertinás miopía propia del amateurismo bienintensionado) en detashes que poco o nada arrojan lus sobre el orígen fundasional.
Si se hashasen usteeeedes versados en la “Teoría Aeróbico-Dumbística de Aerodinamisación Superasional”, habrían dedusido que el pibe Alves desarroshó sus condisiones atléticas mersed a uno de los motoooores más poderosos del Universo: la autosuperasión estéeetica. Era evidente que la prominensia de sus apéndises auriculares mermaban las posibilidades del jóven Alves para ejerser como lateral. El tamaaaaño de las mismas ofresía una enorme resistensia a los embates del viento, hasta el punto de que su escasa aerodinamisidad habrían resultado fatales tratándose de otro sujeto. Pero, hete acá que el susodiiiisho Alves mostraba un coraje indómito que escapaaaaba a cualquier intento de categorisasión. Con la terca obstinasión vegetal de la hiedra que progresa en su enroscamieeeeeento shueva o nieve, el pibe desarroshó un armasón muscular superdotado que le facultó no sólo a venser los obstáculos atmosféricos sino que, una ves abatidos éstos, su progresión física no conosió horisonte.
Y entonses acaesió el suseso que desencadenaría el prinsipio del fin. A modo de introducsión, reflecsionen sobre lo siguiente: ¿Puede en consiensia reprochársele a alguien que desida corregir el diseño primigenio? Dicho de otra forma ¿quién -aparte de El Maestro- no se hasha afligido por algún defecto físico que le acongoja? Mírense hasia adentro (sobre todo usteeeedes) y díganme que no retocarían nada de su fisisidad si su economía les habilitaaaaaase para esho. El caso es que nuestro protagonista (toda ves que su futuro económico se resolvía acsediendo al Fubtól Club Barselona), atajó al bovino de lidia por la ornamentasión astaaada y pasó por el quirófano.
Del mismo modo que de una gota de agua se infieeeere la ecsistensia del mar, no ecsiste acsión sin reacsión y toda desisión es-sinde el futuro en una ramificasión de posibilidades que, aún hashándose en potensia, no se activan hasta que uno detona la shama primigenia. Una ves que se resueeeeelve satisfactoriamente la apariensia del pabeshón auditivo, se desencadena el siguiente estadio del proseso: si ahora el pibe se muestra henchido de autoconfiansa…Si ahora alsa el mentón orgushoso para que se visualise inequívocamente la correcsión en su cartografía orejal…Si pasa más tiempo marcando la curva praxiteliana frente al espeeeejo que trotando por el sésped…Hasta usteeeedes serían capases de seguir la hoja de ruta del silogiiiismo ¿no creen?
Evidentemente la legítima ensoñasión narsisista desemboca en el nefasto influjo del fashionismo capilar. Una ves que el sujeto se hasha satisfeeeecho con su orografía perolística, es inevitable que desida ornamentarla como él cree que ahora sí se merese. En una de sus escasísimas (¿quisás la única?) apresiasiones dignas de recuerdo, el piiiiibe Mecano señaló que cuando el estilismo capilar entra por la ventana del vestuario, el rendimiento atlético sufre una merma notable. Quisás no han reparado en la desmesuraaaada cantidad de tiempo que requiera optar por uno u otro peinado, la fatiga que acarrea desidirse por un estilo en concreto, la angustia que genera el obligarse a risar el riso de lo estéticamente aseptable.
La metastasisasión estéeeetica culmina -inevitablemente- con la sambushida a pleno pulmón en el Universo Zoolander. Un tour-de-force textil, un más-difísil-todavía del figurinismo, un insasiable a-ver-si-hay-peloootas-para-imitarme que, con insistensia y vorasidad de termita, terminan por abdusir al individuo y le sustraen un tiempo presioso que antaño empleaba en el perfecsionamiento de su tejiiiiido muscular. Si a éste inflamable es-senario le aplicamos la variable “mi-compadre-Neymar-sha-se-viene-para-acá”, pues entonses sha (como se dise coloquialmente) desactive usted el interruptor del fluido eléctrico y franqueémos el marco de la puerta mientras abandonamos la estansia…
Si el vidéo mató a la estresha de la radio, podría afirmarse con rotundidad que el postureo abatió a la estresha carrileeeeera.
Pero no se culpen ¿Cómo iba usteeeeeedes a saberlo?