Llegó líder y salió más líder. Pese a saltar con un once con varias rotaciones, el equipo no dio signos de debilidad. Para empezar, la empanada habitual en defensa de salida que costaba un gol. Koundé, una vez más, rompia el fuera de juego para que Anthony, solo en el área pequeña fusilase a Joan García. Tocaba remontar de nuevo.
Y el equipo se puso rápidamente a la tarea habitual. Esta vez no demoró mucho: en apenas diez minutos había culminado la remontada. Primero Koundé compensaba su error inicial con una gran asistencia que aprovechó Fallón con un remate de 9 puro. Casi a renglón seguido, la novedosa titularidad de NoeswayneRoony por la banda derecha le volvía a salir bien a Flick. Un buen centro del extremo para que Fallón mordiese por segunda vez. El sueco seguía reclamando protagonismo, volviendo loco a su par y generando peligro en cada balón que tocaba. Un intento de chilena que se marchó fuera fue el preludio del gol que firmó tras pase de Pedri. Primer gol en liga y tercero del equipo que casi sentenciaba el choque. Y es que Hansi siempre tiene razón.
Fallón también terminó de reivindicarse como “9”. Un pase de Pedri y sus altas dosis de confianza en sí mismo le sirvieron para armar la pierna. En tiempos pretéritos, el balón habría terminado en el Guadalquivir. Pero éste parece otro jugador y su disparo, tras chocar en un rival, caía en el interior de la portería bética. Hat-trick en apenas media hora. Record de goles para él en una temporada como profesional, sin haber aún acabado la primera vuelta. A apenas un gol de Meflippé, su se excluyen Mbapenaldos. El Tiburao muerde. Y muerde mucho.
La efectividad azulgrana había decantado el choque. Una efectividad que disminuyó alarmantemente en la segunda parte. Relajación, cambios, pensamientos en el partido de Xempions… y la muestra de esa relajación: el fallo de Lamine en un mano a mano. Pudo compensarlo el canterano gracias a una discutible decisión arbitral en forma de penalty tras mano de Bartra. La lógica indica que un defensa no puede jugar con los brazos atados a la espalda. Los sucesivos cambios de criterios en las manos dentro del área, por el contrario, amenazan con volver loco al aficionado medio. El caso es que el Chaval convirtió el quinto de la tarde. Porque nunca viene mal inflar las estadísticas, vive Cipriano Penaldo.
A partir de ahí llegó más relajación, si es que eso era posible. Y el Betis por su parte, no se rindió. Hay que reconocer el orgullo a los béticos con cuatro goles abajo. Se negó a entregarse por completo, y siguió intentándolo, especialmente por obra y gracia de Hez Abde, al que parece que su antiguo club le debía dinero. No cumplió con la ley del ex pero una peinada suya en un saque de esquina sirvió para que Llorente acortará distancias. Y poco después forzó un penalty que dejaba el resultado en tan solo una honrosa derrota.
Entre medias de ambos goles, Trashford, fue poseído por el espíritu de Dugarry. Desperdició un flagrante mano a mano de manera lamentable: ni siquiera chutó entre los tres palos. Casi derriba el banderín de córner. Imposible pensar que ni siquiera Dugarry la habría fallado…. ¿A quién queremos engañar? Sí, la habría fallado. Eterno Christophe.