No marcaba el Barça 6 goles en Xempions desde el mítico 6-1 al PSG. Aquella goleada no valió para nada y la de hoy, probablemente tampoco si el equipo sigue en la actual línea de juego. Porque ya dijo El Profeta “que los goles no os nublen la vista del mal juego, pues esa infamia solo le funciona al equipo del averno”. Y no se debe desafiar al Profeta. Ya lo hicieron Xavi, Q-Man y Valverde… y así les fue.
Regresaba Mendilibar al Camp Nou. Un campo donde nunca ha ganado pero donde siempre se muestra valiente. Y a los 20 segundos, Olympiakos ya había puesto a prueba a Scnzhdjmny. Y llegaban los blanquirrojos con más claridad que los azulgrana al área rival. Pero con poca o ninguna contundencia. Justo lo que le sobra a Fermín, que sigue creciendo en pos de convertirse en un mash-up de Pedro Rodriguez y Steven Gerrard. Cedió el balón a Lamine para poco después, “robárselo” y marcar el primero.
Pero no se achicaron los griegos. Con espíritu emprendedor y ayudados por varios sustos que Scnzhdjmny tuvo a bien regalar en la tarde barcelonesa, siguieron apretando a los de Flick. Pese a su mayor posesión, apenas se asomaban con peligro en ataque, porque los fogonazos de Lamine apenas habían durado 10 minutos. Hubo que volver a recurrir al ímpetu de Fermín: el debutante europeo Dro asistía al onubense para que éste, con calidad y tranquilidad, recortase dentro del área y batiese a Tzolakis.
Con más goles en el marcador que fútbol en el campo, se llegaba al descanso. Y como nada cambió en los vestuarios, no fue extraño que el Olympiakos siguiese poniendo las cosas complicadas. Más aún cuando en una extraña jugada –gol anulado por fuera de juego previo anulado por penalty previo– terminó en un penalty transformado por El Kaabi, haciendo bueno el dicho de los patios de colegio “Penalty contra gol, es gol”. Solo un gol de diferencia en el resultado y menos que eso en el juego.
Por suerte para los azulgrana, apareció el árbitro. Antes de que llegaran los nervios, el argentino Hezze vio dos tan injustas como innecesarias amarillas. Y si la superioridad numérica no era suficiente, el trencilla suizo señaló como penalty un desmayo mandelamongueril de Trashford dentro del área, mucho antes de chocar con el portero. Lamine tomó la responsabilidad y, en el único balón con criterio que tocó en la segunda parte, sentenció el partido. Su celebración posterior es solo un paso más en su neymarización. Lamineymar.
Sacó bandera blanca el Olympiakos. Hasta ahí habían llegado. Pero, en general, los equipos de Hansi no hacen prisioneros –remember 2-8– y Trashford, que había ido mejorando progresivamente en el partido, paró el tiempo dentro del área antes de marcar el cuarto. También dio tiempo a ver un homenaje al mítico regate de Ronaldo (el Bueno) a Geli en la Supercopa del 96 en este mismo estadio. Un regate de elástica de Noeswayne Roony que fue el anticipo del hat-trick de Fermín de volea. Casi a renglón seguido, un pase con mira teléscopica de Pedri a Trashford permitía al inglés sorprender por el palo corto al portero rival.
Tres goles en cinco minutos. Rival entregado. Marcador abultado. Y pese a que el resultado sea engañosísimo, permite encarar el Clásico con algo de tranquilidad. Porque el equipo, a pesar de sus tres bajas en ataque, parece que tiene gol. Muchas cosas a mejorar, empero.