El peor partido del Barça en toda la temporada. Las derrotas en Liga contra Lagoneses o Las Palmas fueron lamentable pero, hasta hoy, el equipo siempre había dado el do de pecho en partidos importantes. Cierto es que hoy tenía margen, aparentemente suficiente, para hacerlo mal. Pero estuvo a un tris de hacerlo muy mal y mandarlo todo al garete.
Porque el Dortmund hizo lo que se esperaba de él. Ataque frenético, velocidad y, cual divorciado cuarentón en una discoteca a las cuatro de la mañana, disparar a todo lo que se moviera. No era extraño que a los diez minutos los alemanes ya hubieran tenido dos oportunidades clara y forzasen un penalty de Scnhnksny –salida de bieho- que transformó Guirassy a lo Panenka.
Y ayudó que el Barça no era el Barça. El centro del campo no era capaz de poner la pausa necesaria para aplacar el frenesí amarillo dejando claro que “No Pedri No Party”. Nada se puede decir nada del compromiso de los chavales Gavi y Fermín, pero sus ganas y pundonor no compensan el bajón de calidad respecto a cuando juegan el canario y/o Dani Olmo.
A ello se le sumó que el ataque completó un partido pésimo. Robert lució sus mejores galas de Viejowski. Rabinha cual Cenicienta de la vida, parece haber despertado de su cuento de hadas y vuelve a ser ese extremo torpe y fallón llegado del Leeds que cualquier culé hubiera vendido el verano pasado. Y Lamine… fue Lamine Fatal. Hasta 11 pérdidas de balón acumuló en una primera parte para olvidar. Sus andares y gestos de vacile son vicios neymierdescos que no debería haber cogido tan joven. Lo bueno es que también tiene tiempo para corregirlos.
Pasada la media hora, el ímpetu borussier descendió. El Barça pareció dominar el juego e incluso tuvo alguna llegada por medio de Fermín y Koundé. Pero fue un espejismo. Más bien pareció que el rival estaba cogiendo aire para salir de nuevo a por todas en la segunda parte. Y así fue.
Porque el arranque de la segunda parte fue similar al de la primera. Salida en tromba local, el Barça achicando agua y un córner para sacar las vergüenzas a la defensa. Y con Guirassy, solo a un metro de la línea de gol, marcando el segundo. Y Araujo mirando. Solo le faltó aplaudir. Un ridículo gol que traía a la memoria lo de la bRoma y el Liverpool. Con la ventaja reducida a la mitad y medio partido aún por delante, Robert no llamaba a la puerta, pero el canguelo sí.
Hasta que una cabalgada de Fermín por la banda parecía cerrar la eliminatoria. Su centro probablemente iba en dirección a Gelsenkirchen, Bremen o incluso Lübeck. Desde luego no iba hacia ninguno de sus compañeros. Pero por suerte para él apareció Bensebaini para hacer un remate/despeje que definen en un solo instante lo que es un pésimo jugador de fútbol. El regalo del tuercebotas argelino aplacó un poco los ánimos. Y la salida de Pedri pareció transmitir la calma que necesitaban los azulgrana.
El partido entró en la fase “neuronas de Dembele”. Quicir, no pasaba nada de fútbol por ahí. Como si todo se encaminase a un final apacible. Pero no. Llegó un ataque de Duranville que desnudó a la defensa azulgrana y dejó absolutamente en pelotas a Araujo. El despeje de cadete del uruguayo fue toda una asistencia para el killer local, Guirassy, que aprovechó el regalo para firmar su hat-trick. Ronald, vete a tu casa con el otro Ronald.
Había partido y había eliminatoria. Demasiadas noches tristes en Europa en los últimos años como para no echarse a temblar. Y eso, sumado a no jugar a nada. Porque un nuevo gol del Dortmund hubiera avivado todos los fantasmas. Y llegó. Por medio de Brandt, anulado por claro fuera de juego. Pero la posibilidad de una prórroga y de algún fallo coronario empezaba a palparse.
Pero todo quedó en un –gran– susto. El Dortmund acuso el esfuerzo y su empuje no dio para más que para lograr su primera victoria en partido oficial ante un Barça que perdió la imbatibilidad de 2025. El equipo vuelve a semis de Xempions 6 temporadas después. En todo ese tiempo también las han jugado equipos como el Olympique de Lyon, el Leipzig, el Villarreal, el Milan o el propio Dortmund. Tal vez no haya que fliparse tanto aún y bajar un poco las expectativas. Al menos, para eso debería servir esta derrota.