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Crónica

Empate agridulce

Jornada multichampions con 18 partidos simultáneos. Y Barça y Atalanta saltaban a Montjuic con los deberes hechos –ambos ya clasificados– pero con la posibilidad de acabar líderes los barcelonistas y de entrar en el Top-8 los bergamascos. Así que, sin la presión de ser un partido a vida o muerte, se vio un entretenido encuentro que, finalmente, privó a ambos de ese secundario objetivo.

Y eso que tanto Flick como Gasperini, apenas reservaron fuerzas en su once titular. Nueva titularidad para Fraude Jong, que amenaza con renovar, y cambios en el centro de la defensa con Araujo y Eric para confirmar que, en los partidos importantes, los titulares son y seguirán siendo Cubarsí e Iñigo Martinez. El uruguayo, pese a ser un portento físico, sigue luciendo graves deficiencias tanto en la salida de balón y en tirar el fuera de juego, aspectos claves en el juego de este Barça. Si a sus casi 26 años –los cumple en marzo– aún no los ha corregido, su destino natural son Patetis o Inters de la vida, clubes donde se prioriza la defensa física y el patapum p’arriba.

La presión alta del Atalanta incomadaba demasiado a los azulgrana. Durante la primera parte, tuvieron que recurrir –tal vez demasiado– a jugar con Schncvksihny para sacar el balón. No te digo ná y te lo digo tó. Incluso llegaron a adelantarse los visitantes por medio de Zappacosta, con un gol que, VAR mediante, no subió al marcador. Aunque quedó claro que Mateu LaHez lo habría concedido. En ataque, apenas algunas apariciones fulgurantes de Lamine eran el único argumento en ataque, pero sin apenas ocasiones claras de gol, por lo que el empate al descanso se antojaba justo. E incluso a los puntos, con ligera ventaja italiana.

La segunda parte, en cambio, fue mucho más animada. Casi desde el arranque. Apenas se llevaban tres minutos cuando una magnifica triangulación en ataque de los azulgrana que, en cuatro toques, se plantaron delante de Carneseca, culminó con Rabinha asistiendo desde la izquierda para que Lamine marcase a placer.

Recogió el guante el Atalanta que casi empata en la siguiente jugada. Un despiste de Araujo sirvió para que Schncvksihny recordase que, hace más de una década, era un gran portero. Tiempos en los que su compañero de selección, Viejowski, también era un delantero letal. Tiempos que empiezan a quedar cada vez más lejos, como dejó claro el propio Robert dejándose atrás un fácil balón servido por Rabinha. Maquillar estadísticas a base de penales cuando ya no estás para la élite, es algo que se inventó Cipriano Penaldo hace varios años. Arabia es su destino natural este verano. ¿Dupla con el portugués? Yo digo sí.

Llegó un toma y daca de ocasiones para ambos equipos. Hasta que un brasileño random, de esos que cualquier día debutará en la selección carioca como otros 400 jugadores más, regateó a Gavi en la frontal del área y sacó un latigazo que se coló pegado al poste derecho de Schncvksihny. Poco pudo hacer Wojcieh, más que fumarse un cigarro observando el gran gol del centrocampista de La Dea.

Flick decidió que era hora de rotar y de repartir minutos. Triple cambio: Cubarsí, Fallón y Fermín para meter una marcha más en el partido. Le sentaron bien los cambios, pues en la primera ocasión, Rabinha puso un corner al segundo palo que Araujo, primero cabecease a placer al fondo de las mallas y después, reivindicase su deseo de quedarse ante el público. Los gestitos, a tu representante, Ronald. Porque lo que Araujo te da, Araujo te quita. Su poderío aéreo en defensa y en ataque, lo contrarrestó él mismo con otro despiste en el fuera de juego que aprovechó Pasalic para romper la defensa y volver a poner las tablas.

Quedaban aún diez minutos. Ambos equipos sacaron bandera blanca y parecieron firmar el empate. Aún dio tiempo para que Lamine mostrase una absurda indignación por su cambio en el minuto 90. Urge un par de bofetadas –deportivas– al Chaval antes de que su neymarización sea irreversible. Flick, saca los puños. Con el empate final, se perdieron unos ingresos extras por no alcanzar la primera posición pero, a cambio, parece abrirse un horizonte más sencillo –a priori– en el cuadro de cruces hasta semifinales. La maldición de Johann dice que año sin liga no hay Xempions pero ¿y si…?