Pese a ser jornada previa de Xempions, Flick saltó al otrora Estadio Ruiz de Lopera con la que se perfila como alineación de gala. Alineación en la que, lamentablemente, se incluye por el momento a Iñaki Damucha Pena si es Chechckpmsnzny no lo remedía. Siendo justos, el portero canterano salvó a su equipo en la fulgurante salida del Betis, achicando un mano a mano contra Hez Balde. Ni siquiera con la Ley del Ex de su lado, el antiguo canterano azulgrana es capaz de marcar. Es malo. Punto.
Y ya antes de esa clara ocasión bética, se habían podido adelantar los blanquiverdes. Raphinga sacó bajo palos un doble remate de cabeza de rivales dentro del área que dejaba en evidencia el entramado defensivo de los de Hansi. Porque, nuevamente volvían los malos vicios del xavismo-koemanismo-valderdismo: ya se sabe, eso de salir a verlas venir frente a un rival que, se sabía, saldría a poner toda la carne en el asador.
Pasados los dos sustos iniciales, se asentó ligeramente el Barça. Dominando el balón y la posesión, más no tanto el juego, puso freno a las acometidas locales, tanto futbolísticas como físicas. Éstas últimas a cargo principalmente del Chimmy Avila. El argentino, hiperacelerado, dió una master class de macarrismo futbolístico con la permisividad arbitral correspondiente. En su descargo, hay que decir que, saliendo de donde salió, de un barrio marginal de Rosario, criado con 9 hermanos y sin padre… ya es demasiado que puede vivir de ejercer una actividad legal.
El dominio del balón visitante, empero, no se traducía en la generación de oportunidades. Amplio control, sí, pero sin profundidad. Una película ya vista muchas –demasiadas– veces. Aunque de ese control, ya rondando el final de la primera parte, llegó la primera jugada bien hilvanada en ataque: Pedri encontraba en profundidad a Koundé que asistía a Robert –el gol llama a su puerta– y el polaco marcaba a placer su decimosexto gol en liga. Supera el record de 1947 de Lángara como el jugador de más edad capaz de marcar tantos goles en una primera vuelta de la liga. Y todavía no ha terminado.
Con pocos méritos para ir por delante, se iban los azulgrana a los vestuarios con ventaja mínima. Un descanso que no cambió la tónica vista hasta entonecs. Nueva salida bética en tromba, buscando el empate. Y mereciéndolo. Claras ocasiones que, entre Iñaki Dandomenosdelohabitual Pena y la falta de calidad de los atacantes del Betis, no se materializaban. Pero el camino del cántaro y la fuente estaba más que transitado. Porque enfrente el Barça seguía dando una pésima imagen, futbolística principalmente, pero también de actitud.
Las entradas de Fraude(jong) y Fallón no ayudaron en lo más mínimo. Más bien al contrario. Su continua participación solo se entiende si es que Flick considera al Barça una especie de ONG o una terapia para jugadores venidos a menos. Fraude le devolvió la confianza cometiendo un doble penalty (empujón y pisotón) sobre Vitor Kodroque cuando éste ya encaraba a Iñaki. Con lo fácil que hubiera sido dejar demostrar el ínfimo nivel del brasileño de cara al gol. Revisión del VAR mediante, Lo Celso igualaba lo contienda desde los 11 metros. Las innecesarias protestas de Flick, acaso poseído por el espíritu de su antecesor en el banquillo, le valieron su primera roja en la liga.
Bajó el ritmo el Betis, tratando de recuperar fuerzas, o acaso dando por bueno el empate. Momento en el que Lamine el Chaval se echó el equipo encima. Slalom messianico sorteando a medio equipo rival pero no pudo con el mejor defensa rival: Fallón Torres. El de Foios le robó el balón –en fuera de juego– y terminó de desbaratar la jugada chutando cerca del banderín de corner. No se desanimó Lamine sabiendo que ha de compartir camiseta y vestuario con la alegoría de lo inservible hecha jugador. Apenas tres minutos después volvió a sacar su magia con una asistencia de lujo para Fallón que, esta vez sí, acertó a marcar, con la colaboración de un defensa rival que dejó su talón en el lugar preciso para validar el gol.
Parecía el gol que decantaría el partido. Pero el precedente de Balaídos estaba demasiado reciente y el Betis lo sabía. Volvieron a la carga los de Pellegrini. Y volvieron a ver puerta. En pleno descuento, terminó hallando una autopista por la banda derecha donde Aitor Ruibal centró para que Diao, de tacón, pusiese patas arriba el estadio y castigase el mal partido azulgrana. Otros dos puntos que se escapan a última hora en uno de esos partidos que marcan campeonatos. Hojaldre ahí.