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Crónica

Derrape inesperado

Rival, en principio, asequible y jugando en casa. No era extraño que Flick apostase por hacer algunas rotaciones dando entrada en el centro del campo a Gavi, Fermín y, principalmente, a Pablo Torre, quien apenas conocía las mieles de la titularidad. Pero quedó claro desde el primer minuto que la apuesta no iba a salir bien. En todas las jugadas, en todos los detalles se percibía que el equipo ya no presiona como antes. Tal vez las fiestas del 125º cumpleaños, acaso lo pasos por el Hormiguero, quien sabe si los premios Golden Boy, sumados a una prensa aduladora y aun afición complaciente,… y que, enfrente, el rival no salió ni mucho menos amedrentado.

 

Porque Las Palmas tenía bien estudiado el partido. Diego Martínez, que ya sabía lo que es robarle puntos al Barça, optó por no encerrarse y sí por buscarle las espaldas a la adelantada defensa azulgrana. Aquel milimétrico funcionamiento, que tan bien funcionó en el Bernabéu, ha ido bajando su rendimiento exponencialmente. Y así, las ocasiones iban cayendo por ambos bandos, alguna más para los visitantes que, teniendo a Sandro Ramírez en sus filas, contaban a su favor con la famosa “Ley del Ex”. Un Sandro que se llevó por delante el cuello de Balde en acción limítrofe entre defensa propia y agresión. Ni siquiera lucir pantalón blanco sirvió para que el árbitro revisase el VAR.

 

Para ver la mejor ocasión local hubo que esperar casi al descanso de la espesa primera parte. Fue de Raphinga, con su disparo al larguero, que sería lo más cerca que estarían los locales de adelantarse en el marcador. Flick trató de solucionar el atasco dando entrada en el ataque a Lamine, tal vez consciente de que “Sin Yamal, todo mal”: 0 victorias en liga sin el chaval en el once titular. Antes de poder saber si el cambio iba a arreglar algo, Sandro cumplió con la irremediable ley del ex con un disparo cruzado. Aprovechaba así una salida rápida de su equipo y la pésima colocación bajo palos de Iñaki Dacadadíamás Pena. Son ya 4 goles del canario en liga. Pueden parecer pocos pero son 4 más que los que marcó Dugarry en toda su trayectoria en esta misma competición.

 

Seguía sin carburar el equipo y apostó Flick por la triple F: FraudeJong-Fallón Torres-Fort. Con F de Fracaso. F de Fiasco. F de Funesto. Antes de que el equipo pudiese asumir los cambios, empató Raphinha, que se sacó un disparo de la manga desde la frontal del área ante el que nada pudo hacer Cilessen. Pero el equipo volvió a caer en la autocomplacencia, dando por hecho que la remontada caería por su propio peso. Craso error: un nuevo ataque amarillo sorprendía a la defensa azulgrana y caía el segundo ante una nueva exhibición de espantapajarismo del portero que nunca pensó que sería titular en un grande.

 

Quedaban aún 20 minutos por delante. Pero aparecieron las prisas y la acrecentada figura de Cilessen –otro que cumplió la ley del ex– para abortar los arreones locales. Pero con un Lamine aún sin recuperar y un Lewandowski en modo Viejowski, sumados a la querencia canaria por no disputar ni un solo minuto más de juego, con la venía arbitral –apenas se jugaron 5 minutos de los últimos 20 más el añadido– se llegó al final del partido sin que Las Palmas pasase apuros reales para mantener el resultado. Apenas un punto de los últimos 9 en liga. 4 de 12 en un infausto mes de Noviembre. Pero lo peor, sin duda, es el juego mostrado, plano y previsible. De claro candidato a la liga a dejar al Mierdas como líder virtual, del éxtasis a la preocupación, en apenas 4 semanas. Estamos ante la primera crisis real de Flick.