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Crónica

Lo habían hablado

Hace tiempo que el único espectáculo digno de ver que tiene para ofrecer este Barça se concentra  más en las ruedas de prensa de Xavi que en el fútbol que despliega el equipo. Y es que la sensación es que, cuando habla el técnico dimitido-en-diferido, la sensación es de estar viendo a los Pantomima Full en un directo improvisado.

Porque seguro que durante la semana el técnico y sus jugadores habían hablado que el juego posicional, ese que inventó Johan y perfeccionó Pep, se basa en triangular moviéndose, intentando que los pases sean siempre al espacio, jamás son al pie. En su cabeza era espectacular porque después en los partidos no se mueve nadie y todos los pases son, precisamente, al pie.

También debieron hablar que una de las cosas básicas en el “Modelo Barça” es que el “4” mueva el balón en 1 o 2 toques. Justo todo lo contrario de lo que hace DecepJong, sobando la pelota hasta el hastío y rompiendo líneas con el balón. O que el talento debe estar por encima del físico. Eso sí, siempre que se muestre un mínimo de forma para aguantar el ritmo de circulación que -se supone-  debe imponer todo un Barça. Para acto seguido ver a Pedri fundido en el minuto 20 e incapaz de acabar un solo partido desde hace meses.

Seguro que en alguna de esas charlas entre semana, Xavi recordó que el profeta Johann puso en su día a Lineker, jugador de área y de remates de primera, en la banda y alejado del gol. Se debió olvidar el técnico que, si aquel experimento con un goleador de primer nivel como era el inglés, no iba a salir mucho mejor con Kodroque, un brasileño de Hacendado cuyos controles y conducciones son realmente alarmantes. Si al bueno de Gary se le abrió la puerta de salida apenas un año después de la llegada de Johann, e brasileño no debería durar mucho más. Incluso menos, si es posible.

Y es que parece que Xavi no quiere asumir que su equipo no se impone. Ni tácticamente, ni técnicamente ni físicamente. Y que solo puede marcar en algún chispazo de Lamine u otro jugador inspirado. En esta ocasión, la inspiración llegó por parte del rejuvenecido Robert -el gol llama a su puerta nuevamente- que con un gran control y un superior remate cruzado, recuperó su mejor cara.

Y seguro que lo habían hablado en el descanso para que no ocurriera lo de siempre: que no se podían tener fallos de concentración de esos que hacen encajar un gol nada más comenzar cada tiempo. Un partido sí y otro también. O que, como Iñaki Williams se transmuta en Pelé cuando juega contra el Barça, no se podía dejar que Iago Aspas se pusiera el disfraz de Van Basten. Dicho y hecho. Al minuto de la reanudación, despiste defensivo, disparo del gallego que desvía Koundé y empate a uno. Ya son 10 goles de Aspas a los azulgrana en 14 partidos. Más que algunos primeros espadas del fútbol como Benzema.

El empate de los locales terminó por desnudar el desbarajuste táctico azulgrana, incapaz de generar algo parecido a una ocasión de gol. Las entradas de Gundogan y Raphinha por Christensen y el estocado Kodroque no mejoraron en nada la situación. Sobre todo porque Nadinhabdolutinha, tras su vuelta de la lesión, ha completado su metamorfosis: ya es el Zenden mulato.

Con la sensación de que si alguien marcaría el segundo, ese sería el Celta, de nuevo se apostó a la carta de la épica en forma de moneda -y balones- al aire en los minutos finales. Y esta vez salió cara en el 94. Por obra y gracia del inspirado, para mal, Unai Nuñez quien pateó de manera absurda a Lamine el Chaval dentro del área. Su regalo lo aprovecho Dugarrowsky para marcar el empate. Lo hizo con ese estilo tan peculiar, el de las paradinhas con retraso (mental), en lo que es el peormejor lanzamiento de penales de la historia. Por dos veces. Tras repetición por adelantamiento flagrante de Guaita en el primero. Fueron los dos únicos tiros entre los tres palos del Barça en la segunda parte. Se trataba de ser un Barça efectivo. Seguro que también lo habían hablado.