Ansu está teniendo este año incluso más minutos de los que demuestra merecer; no ya por rendimiento deportivo (paupérrimo ya de por sí), sino sobre todo por actitud. Ver a un chaval que por todo lo experimentado, debería salir a comerse la hierba, deambular por el campo como el Dembelé de las peores épocas, es descorazonador (y más tratándose de un canterano).
Sigo pensando que el chaval no ha podido acabar de desarrollar ese físico explosivo que le hacía ganar esa décima de segundo tan valiosa en el fútbol de élite; y que este tema difícilmente será ya subsanable. Pero desde luego, es de esperar un grado de implicación mucho mayor. En este sentido, quizá a todas las partes le vendría bien un cambio de aires; al chaval, porque igual volvería a ilusionarse con el fútbol (y podría recuperar parte de la confianza perdida); al Barça, porque es un jugador con cierto cartel y cuya venta sería una operación contable tremenda, siendo un canterano; y al equipo en el que recayese, porque con un poco de suerte y trabajo bien hecho, podría obtener por un precio muy por debajo de mercado a un jugador con unas condiciones a la altura de muy poquitos.
Me dolería muchísimo su marcha, porque es quizá el canterano que, al jugar con el primer equipo, más sensación de estar ante una cosa de otro planeta me ha dado, desde Messi. Pero a veces, hay que ser valiente y saber tomar decisiones difíciles para seguir adelante. Y esta lo es, por mucho que el entorno del chaval se empeñe en ‘suavizarla’…