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Crónica

Lección de pundonor

Corría la media hora de partido y el panorama era poco menos que apocalíptico para el Barça. El recuento de desgracias, directas e indirectas, se acumulaban sin cesar. En primer lugar, pese a la posibilidad de dar un golpe autoridad en la liga, el equipo había saltado al campo a verlas venir. A sabiendas de que el rival saldría a morder. Algo de lo que adolece el equipo durante el último lustro. Y no por más repetido, deja de cabrear al personal.

En segundo, y casi sin comerlo ni beberlo, recibió un gol en contra a la salida de un córner. La clamorosa falta en ataque de Osasuna –digna de un placaje rugbístico o de un bloqueo de la NBA- habría sido falta en cualquier deporte. Incluyendo las artes marciales.Un gol para añadir más leña a un VAR que, a este ritmo de despropósitos, solo quedará para las jugadas objetivas: señalar goles que han traspasado la línea de gol y/o las posiciones de los jugadores en posibles fuera de juego. Lo demás quedará como en las películas estadounidenses de juicios: todo lo que diga o haga, podrá ser utilizado en su contra.

Y para terminar de rematar el trepidante comienzo de partido, Robert –el gol llama a su puerta– fue expulsado tras evitable choque con un defensa navarro. Es comprensible: tenía prisa por acudir a la convocatoria del que será su último Mundial. Pero podía haberlo hecho más fácil: haber aducido molestia como ya han hecho varios compañeros de profesión. Además, no sabía el polaco que Gil Manzano colecciona muescas de estrellas azulgrana en su revolver: a los Messi, Neymar y Luis Suarez, añadió hoy una nueva roja a otro referente barcelonista. Suerte tiene el Barça de no tener en este momento a ningún otro Balón de Oro en potencia. De lo contrario, debería estar temblando en el próximo arbitraje del pacense.

Para ese momento, el Barça aún no había chutado a puerta. Pedri parecía Gravesen, Busquets sumaba pérdidas y contras rojillas en su mochila y DembeLOL…dembeleaba. Enervante una vez más, el francés coleccionaba centros absurdos al área tal vez con la vana esperanza de que los rematase el espíritu de Jan Urban o el de Savo Milosevic. Ni el más acérrimo Joan Gaspart habría confiado en llevarse los 3 puntos de Pamplona. Pero todo cambió en un instante: el gol del empate de Yerrán, al filo del descanso, anulado por el VAR  transmitió a sus compañeros la sensación de que hacer algo aún era posible. Para acabar de encender la llama de la esperanza, Piqué hizo un último servicio al club de sus amores, auto expulsándose para añadir más leña al fuego. Gerard pensó que en su última convocatoria podía darse el lujo de hacer lo que muchos profesionales sueñan: decirle lo que opina sobre su actuación al árbitro de turno. Pero sin ningún tipo de filtro. Es decir, marcarse un “para-lo-que-me-queda-en-el-convento-me-cago-dentro” de manual. ¿10? ¿20? ¿40 partidos de sanción? “Mándenme la notificación a Andorra. Si eso.”

Y con la sensación de que el gol era posible, saltaron los de Xavi, con 10 (o 9 u 8 según uno cuente a Busquets y a DembeLOL como jugadores propios o del contrario) a dar una lección, no de fútbol, pero sí de pundonor. Con bastante más intensidad que en la primera parte, llegó rápidamente el gol del empate por obra de Pedri, aprovechando un balón muerto en el área. Hablando de muertos, aún a riesgo de ver en directo el fallecimiento de Busquets, Xavi decidía no mover el banquillo, confiando no se sabe muy bien en qué. Tal vez en jugar a la ruleta rusa de los cambios en los 15 minutos finales. Un refresco de piernas que tal vez valdrían para intentar la remontada final. Las salidas de Gavi, Ansu y,sobre todo, la de Raphael Dias Belloli-su gran noche- aportó mayor llegada. En una de ellas, el brasileño encontró un pase largo de DecepJong, vio la media salida de Aitor y picó de cabeza una vaselina por encima del guardameta. Tres puntos que darán el liderato hasta final de año.

Acaso la victoria más complicada de los últimos tiempos. De las que se dice que dan ligas. Porque es la primera vez en la historia de la liga que el Barça remonta un partido que iba perdiendo a la media parte y con inferioridad numérica. Sin su goleador estrella durante más de una hora. Jugando mal tirando a de pena. Y fuera de casa. Y con elárbitro en contra. Y con 95 minutazos de Jordi Alba y Busquets. Las leyes de la termodinámica, en entredicho.