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Crónica

Tres puntos infames

¿Se puede suspender un partido por ser malísimo?Seguramente el reglamento no lo contemple. Pero debería. Y aplicarlo en casos flagrantes como este. Por poner las cosas en perspectiva, el rival del Barça llevaba desde noviembre sin ganar y con apenas 17 puntos de 63. Se hacía difícil esperar una plácida victoria – algo casi imposible en esta apocalíptica temporada- pero se aspiraba, al menos, a una victoria merecida. Con un juego reconocible. Ni una cosa ni otra. Y es que ver nuevamente en la alineación inicial al Trío Calaveras ya predisponía para lo peor. Una de las consecuencia de alinear ex jugadores es que éstos siempre buscan un ritmo bajo para que se les vean menos las costuras. Por ello se han visto películas de Ingmar Bergman – Fresas salvajes o El Séptimo Sello, por nombrar un par- con más ritmo que lo perpetrado por los azulgrana en Mendizorroza durante la primera parte.

El ritmo de juego pastoso hace peores no solo a las vacas sagradas sino que, además, hace invisibles a los nuevos fichajes como Ferrán, devalúa a quienes como DecepJong aún tienen algo de mercado y hacen que aquella fulgurante aparición de Abde ahora parezca un simple espejismo. Quién sabe si su renuncia a la Copa África le cueste el no volver a pisar un torneo grande a nivel de selecciones. Remember Bojan. Los melonazos de Araujo a un Dest, incapaz de bajarlos, y un remate desviado de DeTronkcompletaban el resumen de una nefasta primera parte donde la dinámica de apatía y troticochinerismosolo parece agudizarse partido a partido. En medio de esta nada absoluta, tan solo Pedri parecía saber qué hacer con el balón antes de recibirlo.

Llegaron entonces los mejores 15 minutos del partido: los del descanso. Con el marcador congelado en el 0-0. Algo no achacable a los 0º de Vitoria. Y cuando los jugadores caminaban hacia el vestuario, era inevitable mirar al banquillo y tener un flash rubio viendo en él al ínclito Q-Man. Porque poca mejora hay entre el primer partido con Xavi y el de hoy. Casi 3 meses después.

Poco y nada cambió tras el descanso. Si acaso a peor, con Xavi perdiendo aún más crédito: ni un solo cambio para cambiar la dinámica del equipo. Ni aunque fuera a modo de pataleta. Cuando llegó el primero, fue para hacer suyo el célebre dicho que caracteriza a la perfección el despotismo de medio pelo: “fuerte con los débiles, débil con los fuertes”. Fuera Abdé. Mientras las trillizas volvían a jugar OTRO partido completo.

El Alavés, a la vista de la nulidad blaugrana, adelantó líneas y dispuso de alguna ocasión para incluso llevarse el partido. Pero todo apunta a temporada funesta en Vitoria: hasta este Barça inocuo fue, finalmente, capaz de hilvanar una buena jugada que acabó con el gol victorioso de DecepJong. Que ni el gol del holandés ni la pre-asistencia de Alba sirvan para justificar el pésimo partido de ambos. Por si el partido en sí no hubiera sido suficientemente delictivo, el cambio final de Lenglet por Pedri, para amarrar el resultado, fue una nueva ofensa a los Dioses del Olimpo cruyffista. Se supone que Xavi es consciente de cómo castiga Johann esos desafíos en Can Barça.

Sin fútbol. Con DembeLOL apartado. Sin defensa. Con Ansu lesionado. Con el souffle Xavi ya bajado…¿a qué puede agarrarse el culé medio a estas alturas para suponer que el equipo va a ir para arriba?