Hoygan, que dice un tal David Bernabeu que ahora ‘toca elegir’ entre Wijnaldum y Riqui. Que elegir lo segundo es cruyffismo, pese a que el propio Johan largase en su momento a Milla y fichase a Bakero o Eusebio (y también porque en la cantera venía otro mejor que Luisito, como, por cierto, también creo que sucede en el caso de Puig. Por el contrario, elegir lo primero es poco menos que caer en los abismos del fútbol de patadón y volver a los peores tics del bartorrosellismo.
Da lo mismo que Riqui sea la excepción y no la norma; esa que dice que, desde el principio, en el equipo titular del Barça había habitualmente dos chavalines que, por edad, aún no podían ni conducir un coche; que después, se ha asentado como recambio de plena garantía (y crecido exponencialmente como defensa) otro chico que no era ni titular en el B. Que otro central canterano, hasta su lesión, se había convertido en pieza fundamental en la defensa. O que otro adolescente se haya convertido en el comodín del mediocampo. Todo esto se habrá producido por convencimiento o por necesidad… pero el hecho innegable es que se ha producido.
Pero da igual; aquí el único que importa es Riqui Puig, ese futbolista que en base a no se sabe muy bien qué, es el factótum del juego de posición, el alfa y el omega del estilo irrenunciable. Ese crack que define por sí mismo el ‘cruyffismo’, que nadie se cuestionaba cuando jugadores de un talento similar (bajo mi modestísimo punto de vista, en algunos casos incluso bastante superior) como Thiago, Adama, Olmo, Eric, Samper, etc, salían asqueados y/o para cuadrar balances.
En cambio Wijnaldum, internacional ni se sabe las veces con Holanda y futbolista clave en mediocampo de un equipo campeón de Europa, tiene 30 años, es un toia, y viene exclusivamente a joder. Como, imagino, también venían en su momento Keita y Mascherano (jugadores a los que particularmente aborrecía, todo sea dicho), de la manos de Guardiola.
Me hace particular gracia leer este paradigma de la falacia del falso dilema en forma de tweet, justo el mismo día en que Uría ‘acusa’ a Koeman de tener demasiados amigos en la prensa. Cosa que no dudo que sea cierta, pero no lo es menos que ha recibido más que una estera desde muchísimos flancos, en que se hacían constar todas sus carencias (que las tiene, y en algunos casos, bastante flagrantes) y ninguna de sus aportaciones (que considero que también han sido considerables).
Sinceramente, a día de hoy soy incapaz de valorar si Koeman merece su continuidad o no; por méritos propios adquiridos y también porque, en caso de no seguir, tampoco se me ocurren demasiados candidatos disponibles que asegurasen hacerlo mucho mejor. Por suerte la decisión no depende de mí; y lo bueno de esto es que ahora, por fin, se puede confiar en quien debe tomarla. Pero lo que me toca lo que no suena es que se simplifique tantísimo el debate y se polarice tanto en torno a una figura que, nos caerá mejor o peor y será más o menos buen entrenador para el Barça, pero forma parte de los grandes de la Historia del nostruclum.