No necesitó el argentino firmar su mejor actuación para levantar al público de sus asientos al mismo tiempo que dejaba por los suelos a la endeble defensa lionesa.
Al reservar finalmente a Dembelé, salió el Barça con su 10 de gala: porque Chutinho no entra en esa categoría. El hecho de jugar con un hombre menos desde el inicio no impidió que el equipo azulgrana mostrará su mejor cara, la de la Champions de este año donde se han visto los mejores minutos de juego. Ante un asustado Olympique de Lyon, las llegadas locales se sucedían, con un rejuvenecido Luis Suárez comandando el ataque. En una de ellas el uruguayo pisó a Denayer cuyo extraño y poco ortodoxo estilo defensivo confundió incluso a los árbitros del VAR: el penalti fue transformado por Messi a lo Panenka. Al Señor Antonín alguien debió darle un par de bofetadas aquel mes de junio de 1976 porque ese segundo de parábola hasta que el balón entra no es sano para ningún sistema nervioso.
Siguió el partido en la misma línea, con un Barça dominador absoluto y un Arthur confirmando que fue, es y será el fichaje de la temporada: ya no solo marca el tempo del partido cual Xavi de la vida sino que ya se atreve a dar asistencias. En una de ellas, Luis Suárez sabedor de su negación ante el gol en esta competición, decidió ceder el pase de gol para que Chutinho lo empujase al fondo de las mallas. El brasileño no solo no evoluciona en su juego sino que involuciona: concretamente ha retrocedido a los primeros meses de la temporada donde era también absolutamente intrascendente pero al menos disimulaba sus malos partidos con algún que otro gol. Con 2-0 al descanso, parecía que iba a ser el partido más plácido de la temporada. Más incluso que las primeras rondas de Copa. O que el Gamper.
Pero como tantas veces esta temporada, el Barcelona no fue capaz de completar un partido perfecto. A la relajación con la que salieron los de Valverde en la segunda parte, se sumó el paso adelante del joven equipo francés: un equipo que ganó al Manchester City en su campo, el único que ha derrotado esta temporada al PSG en Francia y que metió el miedo en el cuerpo a la grada del Camp Nou. Tousart aprovechó el regalo de Busquets en el despeje y el de la revisión del VAR, centrada en un posible fuera de juego más que en la cabalgada de Marcelo sobre Lenglet. El fantasma de la Roma sobrevoló la Ciudad Condal con el disparo de un sobrevalorado Fekir y la exhibición de desconfianza de Don Honesto con su cambió de filosofía: Arturo por Arthur. Toda una declaración de intenciones.
Veinte minutos de zozobra hasta que D10S, que apenas había intervenido en el partido, decidió poner fin al suspense. No necesitó el argentino firmar su mejor actuación para levantar al público de sus asientos al mismo tiempo que dejaba por los suelos a la endeble defensa lionesa, retratada con el recorte messianico que sentenciaba la eliminatoria. Son ya 62 goles en 61 partidos de Champions en el Camp Nou. Y a sus dos goles, el rosarino sumó dos asistencias al contragolpe en menos de cinco minutos: una para el neogoleador Piqué y otra para un Dembelé que solo necesito 20 minutos para mejorar la actuación del fichaje más caro de la historia del club. Nunca está de más recordar el dato. Por 12ª temporada consecutiva, Messi/el Barça se planta en cuartos de final: la mejor racha de un jugador/equipo en toda su historia.