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Crónica

Homenaje a Romerito

Lo de Valverde recordó a las ‘cruyffadas’ del maestro Johan. Boateng fue titular, no tocó ni un balón con criterio y dio pie al chiste fácil: “Prince no toca nada desde hace tiempo”.

Don Honesto quería dejar claro que esta temporada la Copa estaba en un segundo plano y si en la ida ante el Levante improvisó una defensa novedosa al extremo, en Sevilla decidió comenzar el partido con una delantera con un nivel similar de novedad, juntando al casi inédito Malcom y al recién llegado Boateng.

La alineación de KPB podía leerse de dos maneras: una primera interpretación malpensante sería que el propio Valverde asume ya sin tapujos que, sin Messi, no tiene ningún sistema claro, ni en defensa ni en ataque. Así que es normal que alguien que lleva 24 horas escasas en la plantilla pueda llegar y ser titular sin problemas. Cabe preguntarse: ¿Qué valor le da Valverde a los entrenamientos?

Sin embargo, acaso por ser un día marcado para el barcelonismo por un fichaje “de vuelta a las esencias” (el propio Cruyff hubiera avalado a De Jong), la interpretación bienpensante es que Valverde quiso homenajear al maestro Johan y simuló una de sus cruyffadas más recordadas de hace casi 30 años: fichar a un jugador que nadie esperaba y en menos de 48 horas ponerlo de delantero titular en un partido importante. ¿Locura? ¿Genialidad? Muchos vieron en aquel experimento de Romerito frente al Real Madrid apenas aterrizado desde Brasil en detrimento de Lineker, un dedo acusador señalando qué jugador de renombre no iba a seguir en la plantilla la temporada siguiente. ¿Aviso a navegantes brasileños?

Con esa delantera experimental, el equipo tiró de un cierto equilibrio entre la defensa y el medio del campo pero con escasa, por no decir nula, mordiente en ataque. Boateng, que no tocó ni un balón con criterio, dió pie al chiste fácil: efectivamente, Prince no toca nada desde hace tiempo. Malcom, por su parte, demostró que no va a pasar de ser un digno suplente o, tal vez, un gran titular en el Guangzhou Evergrande, especialmente si sigue desperdiciando asistencias como la que le dio Arthur a la media hora. Ese fue el tiempo que necesitó el Sevilla para darse cuenta de que Soriano no iba a tener apenas trabajo y dio un paso adelante: el surrealista córner-señalando-el-punto-de-penalty por parte de Del Cerro Grande fue el comienzo de la mejor versión sevillista materializada en una gran ocasión que Ben Yedder estrelló en Cilessen.

Los de Machín, crecidos, continuaron obligando al Barcelona a recular durante la segunda parte hasta que Promes desbordó a Piqué para que su centro lo enviase Sarabia al fondo de las mallas. Con el 1-0 y un Sevilla cada vez más sólido, el técnico azulgrana trató de rectificar su experimento vanguardista dando entrada a Suárez y Chutinho. Pero el equipo apenas notó la diferencia. En una nueva oportunidad para demostrar su valía, el brasileño pasó de posible revulsivo a repulsivo: no solo no mejoró ni a Prince ni a Malcom sino que, estadísticas en mano, sus números ya son (bastante) peores que los de su denostado compatriota Paulinho. Philippe debería empezar a estudiar la trayectoria de Gary Lineker: tras el debut de Romerito, solo pasaron unos meses hasta que regresó a Inglaterra. Su enésima pérdida de balón en el medio del campo fue el preludio del gol de Ben Yedder que le pone muy cuesta arriba la eliminatoria a los azulgrana, salvo que D10S lo arregle (una vez más) porque esta vez no hubo un Denis Suárez salvador para maquillar un resultado que pudo ser aún peor.