Sería vergonzoso que, con la excusa de ahorrarse futuras sanciones, la Directiva no solo promoviese cualquier iniciativa para impedir la entrada de esteladas al campo sino que incluso sugiriese reemplazarla por otro tipo de bandera reivindicativa. Si hay que pagar las multas, se pagan, consignando cada año un apartado en el presupuesto del club para este gasto. Y, si hay que jugar a puerta cerrada algún partido de Champions, pues se juega sin público y se piensa alguna idea original para trolear a la UEFA.
Pero conviene dejar claro que no se trata solo de una cuestión de libertad de expresión; se trata de que la estelada ha sido siempre un elemento más del paisaje visual culer, ya fuese en celebraciones en Canaletas; en desplazamientos a finales (en BarçaTV vi en el fondo ocupado por los aficionados del Barça en la final de Copa del 83 una de esas esteladas desconocidas, con el triángulo blanco y la estrella azul invertidos, y así en otros tantos partidos de los años 80); o en el Camp Nou, como lo fue el “ENJOY LAUDRUP” de principios de los 90, o lo han sido esas banderas de la penya barcelonista de les Terres de l’Ebre, de la Plana de Vic en lo alto de Lateral, o la Cava Galatxo (a saber que es) que, desde que tengo uso de razón, he visto presentes ininterrumpidamente en el Estadi.
Y los primeros que entendieron esto (por algo nos llevan años de ventaja) fueron los culers japoneses que incluyeron la estelada como una bandera más para su tifo del Barça, igual que la blaugrana o la de la Creu de Sant Jordi, cada vez que hemos acudido a disputar el Mundial de Clubes.
Por cierto, al hilo de las lluvias torrenciales que han caído los últimos días, si, como dice la brunete mediática, en algo ciertamente se asemeja la actual sociedad catalana con la totalitaria imaginada por Orwell en “1984” es en todos esos neologismos que la gencat ha creado para definir protocolos ante emergencias naturales u organismos: inuncat, neucat, meteocat, idescat, diplocat, catsalut,… Puede que en la Catalunya independiente del 2084 los catalanes nos comunicaremos solo a base de palabras que contengan el prefijo o el sufijo ‘cat’.