Categories
Crónica

Crónica de un no-partido

Cuesta escribir una crónica de un partido de fútbol cuando en el partido del que se ha de hablar hubo muy poquito de esto mismo. En parte, todo hay que decirlo, debido a la falta de inspiración e intensidad de un Barça demasiado contemplativo. Pero sobre todo, porque hubo un rival que se dedicó a repartir estopa, a cortar el ritmo blaugrana y a provocar, y que contó con la complicidad de un trencilla muy por la labor. Este González González, tras su fulgurante ascenso al estrellato de esta semana, parece haber venido para quedarse: miembro destacadísimo de la ‘new wave’ lahozesca, del sibilino ‘sigan sigan’ a todas horas, y del empujoncito descarado cuando haga falta, dio ayer una muestra más (y van dos en cuatro días) de que es de esos árbitros de cámara que estarán ahí siempre que el ‘stablishment’ les necesite. Recuerden su nombre.

El encuentro empezó con los pericos apretando arriba, con un par de errores en la salida de balón culé que no tuvieron mayor repercusión debido a la inoperancia de los delanteros blanquiazules. El fuelle de la presión adelantada duró poco y fue sustituida por la tan manida ‘intensidad’; consistente, básicamente, en dar cera a diestro y siniestro. Con ello el Barça se vio privado de continuidad en su juego, siendo incapaz de generar casi ocasiones. En una internada con centro de Suárez, Alba llegó libre al segundo palo, pifiando el remate. Una lástima, pues un gol tempranero podría haber asentado al equipo y sobre todo, acabado en parte con la elaboradísima estrategia perica. Sin embargo la cosa siguió más o menos por los mismos derroteros, y salvo alguna buena acción del tridente (Neymar en el 18 y Suárez en el 20), poco bueno hizo el Barça en ataque. Messi, muy desacertado ayer, estuvo a punto de decantar la balanza con dos acciones; un lanzamiento de falta que golpeó en toda la cruceta, y un pase en profundidad a Andrés que sacó un defensa antes de que el manchego pudiera armar el disparo. Con este poco bagaje y tras el enésimo palo del españolista de turno a Neymar, se llegó al descanso (para regocijo de González González, quien no añadió ni un segundo pese a haber tenido que parar el partido en varias ocasiones).

El arranque del segundo tiempo fue bastante más esperanzador. El Barça recuperaba rápido la pelota y generaba situaciones con bastante continuidad y claridad. Otra buena internada de Suárez, esta vez por la izquierda, acabó tras varios rechaces en un tiro de Neymar a bocajarro que fue tapado por un defensa. Tres minutos más tarde fue Leo quien la tuvo, también sin éxito. El arreón culé murió definitivamente cuando el charrúa, tras driblar al portero y un defensa pericos, estrelló a puerta vacía la pelota contra el palo. Entre ese golpe moral, un cambio inteligente de Galca y González González volviendo a hacer de las suyas, el partido (o lo que fuera) volvió a los tristes derroteros de la primera parte. El único cambio de Lucho, un desafortunado Rakitic por un desacertado Roberto, tampoco aportó las necesarias soluciones. De ahí al final, poco que contar: algún que otro ataque aislado culé, alguna que otra lipotimia de Diop… y para rematar, dos minutos de añadido; que caía la noche y González González quería irse prontito a casa con la sensación del deber cumplido.

Total, que parece ser que esta liga no será tan fácil como pintaba hace no tanto: seis puntos de los últimos doce posibles así lo atestiguan. Por fortuna, parece que los rivales están en una línea de irregularidad similar, en teoría nosotros iremos a más entre refuerzos y estados de forma, y la temporada es larga y queda mucho por disputar… esperemos que también por disfrutar.