Categories
Crónica

Un poco de Suárez, basta

Alertados por la noticia del cólico nefrítico de Messi, el barcelonismo entró en una mini crisis por la falta de dos de las tres puntas del tridente. Afortunadamente, a la tercera le sobraron ganas, calidad y bemoles para resolver esta semifinal a lo grande, con un hattrick. Qué bueno que viniste Luisito.

Así, Lucho alineó su equipo de gala pero con una delantera de urgencias, con Roberto, Munir y Suárez y con el centro del campo titular que pronto tomó el mando del encuentro ante un timorato Guangzhou que no osó (panda) acercarse a la portería de Bravo hasta que recibió el primer gol.

Como hemos dicho, el centro del campo tomó el mando de las operaciones buscando el momento en el que hincar el diente a la muralla china(?) y llegó ese momento cerca del descanso: en una jugada que me recordó al segundo gol de la gloriosa Final de Berlín, esta vez el chut fue de Rakitic y no de Messi pero el finalizador fue el de siempre, el caníbal, el inmenso, Luis Suárez.  Para redondear el dejá vù, Suárez abrió los brazos por detrás de la portería del estadio de Yokohama emulándose a sí mismo en esa imagen que se ha convertido ya en eterna.

Después del descanso las caras de los jugadores denotaban alegría y un punto de relax, tras haber abierto la lata china, y tan solo cabía esperar que remataran la faena. Así, volvieron a dominar el balón de manera autoritaria hasta que, entre Suárez y sweet Iniesta, fabricaron el mejor gol de la noche: una pared larga que aguantó Suárez con el pecho dentro del área y remató de volea a la red. Master class.

El partido lo remató otro gol de Suárez, esta vez de penalti, en una jugada en que Munir parece tropezar con la pierna del defensor pero que vista un par de veces, es difícil pronunciarse. De todos modos, no fue decisivo.

El equipo se sobrepuso bien ayer a la ausencia de las estrellas y el equipo chino, aunque venía de una racha de muchos partidos sin perder, no es mucho más que un equipo menor que no tiene juego para poder perturbar a este Barça. Veremos el domingo, ese es el auténtico partido en el que te ganas el escudo dorado en el pecho. Ya queda menos.