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Crónica

Ser Messi

“Daría cualquier cosa por ser cinco segundos Messi, saber qué se siente”

Javier Mascherano

Esta frase extraída del documental “Messi” de Alex de la Iglesia define la veneración que siente un compañero por el jugador de fútbol más grande que han visto sus ojos y del que tiene el honor de compartir vestuario. Porque ser Messi, aunque sea por un lapso de tiempo tan corto, es lo más grande a lo que puede aspirar un jugador de fútbol.

Y es que ayer el partido fue muchísimo más igualado de lo que reflejó el marcador final. En un encuentro en el que no le llegaban balones en condiciones y en el que no consiguió ligar ni una jugada de las que acostumbra, el más grande supo esperar su momento de partido, 75 minutos después, sacó su bisturí de cirujano y metió un corte a la yugular del buen Bayern de Pep que ya no dejó de sangrar.

El encuentro, a pesar del buen planteamiento de Pep (qué raro suena) pudo decidirse en los primeros diez minutos si Suárez, que no estuvo fino, y Neymar hubieran acertado sus buenas ocasiones del inicio pero no fue así y quizás se hubiera dado otro partido y Pep fue ajustando poco a poco a su equipo como una maquinaria de precisión para anular el juego azulgrana hasta el punto de que, al inicio de la segunda parte, tomó el control del partido. Eso sí, sin ocasiones gracias al sacrificio en defensa del Barça que estuvo sublime en este aspecto, destacando las figuras impagables del rejuvenecido Alves, a pesar de cumplir ayer 32 tacos y el sevillano Rakitic que se dio una jartá de correr.

Casi dábamos por bueno el empate a cero cuando Alves recuperó una buena pelota, se la dio al rosarino y éste hizo su jugada, la de siempre, la que todos conocen y nadie puede parar y, emulando a su gol de Wembley 2011, colocó el deseado 1-0 en la portería del gran Neuer. A partir de ahí, el Barça olió sangre y se dieron minutos de absoluto pavor en la zaga alemana. En una recuperación de Rakitic el balón le vino a Messi y éste le hizo un amago y regate en un centímetro cuadrado de tal modo que Boateng no pudo mantener la vertical y cayó como un peso muerto en su propia área. Messi, ya delante de Neuer, “solo” tuvo que picar con su maestría habitual para colocar el segundo gol en el marcador.  La alegría se desbordó en el Camp Nou y los jugadores se abrazaron sabedores del significado del gol. Pero esto no había acabado todavía.

En el tercer minuto de descuento y con el Bayern absolutamente volcado en el área le llegó un balón a Suárez que aguantó la embestida del penúltimo defensa y pudo dar continuidad a la jugada para Messi y, éste, amo y señor del partido asistió para que Neymar, sin dudas, uno de los nuestros, definiera con la tranquilidad del que juega un amistoso para rematar un resultado histórico que nos acerca a la gloria de Berlín.

Mal haríamos en pensar que estamos en la final pero estamos muy cerca, eso sí, de la final de todas las finales, ese partido que siempre hemos deseado y temido a la vez y al que hay que ir, si se produce, con la tranquilidad de tener a D10s de nuestro lado.

Ser Messi.