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Crónica

Un Barça capicúa

El decisivo partido de ayer en el Camp Nou comenzó y acabó de la misma manera, con un gol, como si todos se hubieran puesto de acuerdo en repetir el partido de la primera vuelta de Mestalla. Hasta Luis Enrique repitió centro del campo como para dar a entender que conocía la receta para frenar a este Valencia de Nuno, que por momentos, nos dio un sorprendente baño.

Porque Luis Enrique se equivocó cambiando las piezas. Busquets es demasiado poderoso como mediocentro, (en forma, el mejor del mundo) como para trasladarlo al papel de interior por querer asegurar con Mascherano de pivote. El resultado fue un Barça muy inseguro en la salida de balón y vulnerable ante la presión que organizó el técnico del Valencia. Lo normal era que ayer hubiera acabado la primera parte con ventaja valencianista pero Bravo, que se resarció de su error en el Pizjuán parándole un penalti a Parejo, y el poste, evitaron el drama culé aunque no los nervios.

Y eso que el partido comenzó de forma inmejorable, prácticamente, en la primera jugada del partido, Busi centra a Messi y éste organiza una contra parecida a la del primer gol en París y asiste a Suárez, que está de dulce, y marca el primero de un punterazo seco. El gol fue lo único positivo que hizo el Barça en la primera parte. En una ceremonia de despropósitos, pases al contrario y errores infantiles el Valencia se plantaba en el área como Pedro por su casa. Afortunadamente, la divina providencia esta vez quiso ayudarnos y, como hemos dicho, se acabó la primera parte con la mínima diferencia. Y eso que el árbitro González González quiso ser juez y parte e intentó reparar la injusticia del marcador inventándose un penalti de Piqué que, como hemos dicho, acertó a parar Bravo.

Tal era el despropósito que Luis Enrique hizo algo inédito esta temporada: realizar un cambio al descanso sin mediar lesión. Y visto que al ex jugador Adriano le estaban haciendo un traje a medida acertó a sustituirle por Rakitic y recomponer el puzzle colocando a Busi en su lugar natural. El Barça lo agradeció y nuestra taquicardia, también.

La segunda parte fue más tranquila, más de control e incluso con ocasiones para el Barça, aunque el Valencia siguiera apretando pero cada vez con menos fe. Messi estrelló un balón en la cruceta tras sacar una buena falta y acabó haciendo la jugada de Carrasco en Basilea en el córner. No hubo nadie que se lo reprochara. Para rematar este curioso capicúa, en el último suspiro del partido, Messi se quedó solo ante Alves cuando todo el Valencia estaba volcado en la portería de Bravo y acabó marcando el 2-0 tras un primer rechace del buen portero brasileño.

El Barça sigue en pleno Tourmalet con un rendimiento bastante irregular: alterna grandes momentos de fútbol, como en la primera parte en Sevilla y París, con partidos muy espesos como en Balaídos y el de ayer. Espero que el entrenador, en lo que le queda en el convento, vuelva a ser alineador y preparador físico y se deje de experimentos con Casera. Todos se lo agradeceremos.

Quiero dejar para el final el tema de los arbitrajes. Ayer se vio en los dos campos donde se estaba jugando la liga dos árbitros radicalmente diferentes. El del Camp Nou, chuleta, desafiante con los de casa y muy tolerante con el juego agresivo del rival, marcando en contra todas las jugadas discutidas. Y, por el contrario, el del Bernabéu dócil con los de casa, regalando el primer gol en fuera de juego clarísimo y avasallando a faltas al equipo visitante. Parece que, definitivamente, van con todo en esta Liga que más que doble, de ganarla, debería valer triple. Pero ahora interesa estar en semifinales de Champions, sin inventos, please.