Esperanza Aguirre, desde que sabe que Barça y Athletic de Bilbao han llegado a la Final de la Copa del Rey, se ha puesto nerviosa, muy nerviosa. Su vena patriótica ha saltado como un resorte igual que en el último título de la misma competición disputado por ambos equipos.
Antes de que nadie diga nada, se ha puesto la venda en la presunta herida. Cierto que los precedentes señalan que puede haber pitada contra el Himno español y contra el Monarca pero no he escuchado a ningún aficionado catalán ni vasco hablando de otra cosa que no sea el fútbol y en la posibilidad de obtener entradas, cosa que sería más fácil en un estadio de gran capacidad.
La dirigente del PP ha tomado como propia una idea del expresidente francés Nicolás Sarkozy de suspender el partido si hay un clamor contra los símbolos del Estado y jugarlo posteriormente a puerta cerrada. No se ha atrevido a pedir que le den directamente el título al Real Madrid que es lo que, en el fondo, le gustaría que pasase.
Es verdad que cada Club tiene su Historia y la del Barça, mi equipo, está plagada de reivindicaciones en épocas en las cuales era imposible efectuarlas en otro ámbito. Evidentemente, antecesores de la Sra Aguirre nos hicieron pagar alto precio por ello.
Y parece que, en plena democracia, quieren seguir con la purga, obviando la libertad de expresión. Curioso cuando hace pocos días se llenaban la boca de “Je Suis Charlie”.
Del mismo modo que ella da ideas para evitar la “politización” de lo que solo debería ser una fiesta del fútbol, yo puedo dar otras, a saber:
Eliminemos cualquier rastro de política en cualquier competición. Incluyo en esto los contactos empresariales con gerifaltes del poder, la asistencia de representantes de cualquier Administración con invitación y no solo la expresión más o menos extemporánea de los aficionados.
Cambiar el nombre de la competición por el de Copa de España o Copa de la Federación evitando la participación del Jefe del Estado en un ámbito que no debería corresponderle.
Por lo tanto, si evitamos todas las invitaciones de gente ajena al mundo del fútbol en la gran fiesta del Fútbol español, más espacio habrá para los aficionados de los contendientes.
El palco encabezado por el Presidente de la Federación y los máximos representantes de los Clubs que participen en el partido, así como por el Presidente del Club propietario de la sede donde se dispute. Y, nadie más. Nada de Presidentes ni de Gobierno ni Autonómicos, los Alcaldes que lo vean desde el sofá de su casa y los empresarios figurantes que disfruten de su familia un fin de semana
También se podrían vender entradas para los aficionados de la ciudad donde se dispute, cosa que se ha convertido en algo casi imposible.
No sería necesario poner himnos de ningún tipo, ni aplaudir a personas que son totalmente prescindibles para la disputa del match.
Ya sé que todo esto es utópico (por desgracia lo de Espe no veo tan claro que algún día no se atrevan) pero me parece que todo ello iría en beneficio del partido, aficionados y para que el deporte rey tuviese mayor Gloria.