Categories
Yoyalodije

Cada caso es un mundo

Por cierto… hablando de cantera e hijos de inmigrantes, y retomando el debate que tuvimos hace unos días: esta misma persona me comentó el caso de un chaval de procedencia china que jugaba en un club de la región, al que el club de mi conocido tenía controlado.

Pues bien, con 14 años y por supuesto en contra de su voluntad, el padre del muchacho decidió que ya era hora de dejarse de chorradas como darle patadas a un balón, y que lo que tocaba era empezar a encargarse un poquito del negocio familiar (una zapatería, creo recordar).

Y yo me pregunto, no sin algo de demagogia: ¿un adolescente al que le empiezan a salir los pelos está mejor pasándose cuatro o cinco horas, en 20 metros cuadrados y rodeado de marujas, que haciendo deporte y relacionándose con chavales de su edad? ¿Recibirá enseñanzas mucho más valiosas yendo a buscar la talla correcta al almacén que aprendiendo a trabajar en equipo y a ser uno más dentro de un grupo? ¿Estará, en definitiva, mejor educado y será más feliz por el simple hecho de tener cerca a su familia, como se planteaba aquí, o en este caso su familia más bien estará contribuyendo a su infelicidad y quizá, incluso cortándole las alas?

Y sí: insisto en que el argumento es quizá algo demagógico porque el caso es un poco extremo. Pero simplemente quería ilustrar que cada caso es un mundo.