Era A.P. (antes de / durante Pep), día del partido de vuelta de semifinales (2-0 a favor en la ida):
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1- Te despiertas y lo primero que piensas es que esta noche hay partido grande, ¡semifinales!
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2- Tus cojoncillos tienen una cita en el centro del escroto para emprender juntos la ascensión a tu tráquea, donde previsiblemente pasarán los 90 minutos del partido.
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3- Estás todo el día con la emoción.
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4- Una hora antes del partido ya te tiembla todo. Para cenar escoges algo fácil de comer: un bocadillo. Así puedes pegarle mordiscos mientras no quitas la vista de la pantalla. Cenas en el sofá of course, es partido grande.
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5- Comienza el partido, un escalofrío con mezcla de miedo y emoción te recorre la espalda.
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6- Intentas ir tragando el bocadillo, pero tus cojoncillos ya están ahí haciendo su labor de mediocentros defensivos: no dejan pasar ni una miga.
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7- Primera ocasión del rival, regurjitas parte del bocadillo, que sin darte cuenta te lo vuelves a comer, no estás para apartar la mirada del televisor.
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8- Gol del rival. Noooooo… vamos chavales a por ellos! Envías ánimos telepáticamente, ¡hay que pasar como sea! Tus cojoncillos hacen un mini castell para ganar posiciones.
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9- Entrada dura del rival: qué cabronazo, pero bueno es normal se la están jugando.
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10- Entrada dura de nuestro jugador: bien ahí, que se note que no nos arrugamos.
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11- Gol nuestro. Bocata por los aires, cocacola regando el salón. Los cojoncillos chocan palmas (?) y descienden ya varios centímetros.
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12- Final del partido, increíble, ¡estamos en la final! Entras al Yoya a celebrarlo, decenas de mensajes que podrían engordar la yoyapedia de creixelles.
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Era D.P. (después de Pep), día del partido de vuelta de semifinales (2-0 a favor en la ida):
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1- Te despiertas y lo primero que piensas es que todavía es miércoles, vaya palo.
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2- Tus cojoncillos se encuentran desparramados en su bolsita, no hay indicios de inicio de escalada por su parte.
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3- Estás todo el día aburrido.
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4- Una hora antes del partido ya tienes sueño. Para cenar escoges una sopita calentita y un filete de algo. Con pan. Cenas en la cocina, no vaya a ser que caigan migas al sofá.
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5- Comienza el partido, un escalofrío con mezcla de miedo y emoción te recorre la esp…. ah no que es el whatsapp. Te pasas unos 15 minutos respondiendo mensajitos.
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6- Cenas la sopa, dejas el plato en el lavavajillas. Te calientas el filete, partes el pan… ¿minuto 30 aún? Pf. Se te cierran los ojos del sueño.
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7- Primera ocasión del rival, piensas que ya estamos haciendo el gilipollas. Conceder una ocasión en una semifinal, así no podemos competir contra el Bayern Apisonador.
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8- Gol del rival. De puta madre. Menuda panda de paquetes que tenemos. Bah que les den, no merecen pasar. El rival sí, que se lo está currando.
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9- Entrada dura del rival: ¡ves! Si es que van con todo, como tiene que ser. Cómo se nota que tienen hambre de títulos.
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10- Entrada dura de nuestro jugador: oiggggghhhh no no y no! Qué feo! No nos gustan estas acciones, no podemos ir así por la vida.
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11- Gol nuestro. Meeh, normal vaya, con lo buenos que somos como para no marcarles a este equipillo de la liga española, si son todos malísimos.
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12- Final del partido. Pufffff empate y gracias. Y ahora encima final contra el Madrid, mucho van a tener que espabilar para hacer algo. No entras al Yoya que si criticas al equipo aún te dirán que deberías estar contento de estar en la final.
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