Hola y bienvenidos al artículo desatascador y piruletero del día. Pensaba en lo mucho que echamos de menos a Pep, y con razón, en lo bien que se está reforzando el Bayern (al menos en la teoría) y en la pérdida de nivel año tras año de una liga que, tras tantos años de tiránica hegemonía, ya se puede decir que tenemos la terca costumbre de ganar.
Pues bien, pensamientos estos sombríos y que empujan a la desidia, que con un golpe de cuchara mágica se pueden convertir en optimismo y risueña esperanza. ¿Cómo? Muy sencillo. Todo se basa en un antigüo pero jamás desfasado arte llamado “Relativizar”.
Sí, sí, ya sé lo que me dirán. Los más inmundos talentos de las fuerzas oscuras han utilizado este milenario poder para su beneficio, y hoy por hoy el simple planteamiento en voz alta de su uso es digno de un escupitajo en toda la cara. Yo mismo siento repugnancia ante la miserable idea de proteger al malvado y auxiliar al inutil con dicha técnica, pero lo que aquí trato de proyectar no tiene que verse con esos perjudiciales fines. Sobre todo tú, -J-, que te veo venir.
No, ni hablar. Yo no estoy aquí para excusar ni escudar lo inexcusable ni lo inescudable. Yo solo quiero crear un pequeño bálsamo de alivio para aquellos que mascan la tragedia y ven tan solo cenizas más allá de un horizonte en llamas. Para todos los que lo necesitan, yo incluído, ahí va mi “Ataque Relativizador de Seis Golpes”.
En primer lugar, Messi. Y como diría cierto portugués, también en segundo y en tercero. Es muy difícil pronosticar la derrota con un Leo en buena forma. Con uno renqueante y exprimido como el que nos llegó a marzo el año pasado, pues podría ser. ¿Pero con uno descansado, preparado y libre de ataduras físicas? No, hombre, no. Este señor es muy capaz de coger un equipo derrumbado tras perder un pulso contra su propio éxito y llevarlo en volandas hasta la victoria.
En cuarto lugar, Neymar. Sí, sí, ya lo sé. Fichaje caro. Caro no. Carísimo. Absurdamente caro. Y con el presidente engañando a socios, clubs, empresas dueñas y hasta a la Agencia Tributaria para que no se viera que era todavía más caro. Pero joder, poco tiene que ver eso a la hora de plantear batalla en el campo. Y ahí el chaval está demostrando que es un gladiador. Otro cualquiera, al ver que según ponía un pie en la terminal 1 del Prat, dos guardias de seguridad le hacían una entrada al tobillo y a la rodilla, al grito de “¡Teatrero!”, habría reptado por la escalinata del avión de vuelta a su pacífico Brasil natal, donde también le pegaban, pero al menos las amarillas no se las mostraban a él por recibir. Pero que va, el tío lejos de acojonarse ante el dantesco espectáculo del arbitraje español, partido a partido va echándole más y más bemoles al asunto. Para mi es uno de los nuestros, sin asterisco al final ni nada.
En quinto lugar, Don Gerardo Martino, Primero de su Nombre, que llegó aquí para lidiar con uno de los momentos más inestables del club desde la caída de Ronaldinho y posterior reconquista de Guardiola. El tipo se puso el disfraz de Rocky, y se preparó para recibir castañas. ¡Y vaya si ha recibido! Pero ya lo dijo el viejo Balboa el día que su hijo le echó en cara no sé que, “No se trata de lo fuerte que golpeas, sino de lo fuerte que pueden golpearte mientras continúas avanzando”. Nada más cierto. Es muy difícil ser el entrenador postguardiola, en especial si debes asumir el reto a mitad de julio y tras la triste baja por enfermedad del que estaba mejor preparado para dicho desafío. Pero él ha estado a la altura, ha ganado por inercia, después ha ganado por regeneración y nuevas ideas, después ha visto como los nuestros bajaban los brazos y ha tenido la capacidad y el carácter para obligarles a volver a levantarse, todo ello mientras la prensa afín se le reía en la cara, con varios de los mejores jugadores de la plantilla, y por ende, del mundo, eran bajas por lesión, y todo ello sin una sola salida de tono, sin dedos en el ojo, sin hablar de otros equipos.
Y en sexto, y último lugar, nuestros cabrones. También sé que el viejo argumento “lo han ganado todo y merecen nuestro respeto” empieza a perder fuelle. Bien, no cojamos ese callejón sin salida, y pensemos simplemente en lo que pueden darnos. Hasta final de temporada contamos con el mejor portero de todos los tiempos en lo que parece que está siendo su mejor temporada. Si solo tuvieramos eso ya sería una garantía para esos partidos a cara de perro en el que tu rival y tú estáis a un nivel parejo y las ocasiones son escasas en ambos bandos. Pero además tenemos un par de centrales que si bien tienen carencias, curiosamente son bastante equilibradas. Piqué tiene talento de sobras y a Mascherano no hay quien le convenza de que dar menos del 100% en cada jugada es una opción. En las bandas, los dos mejores del mundo. Luego más arriba, el ataque empieza por Busquets, que es prácticamente un Messi de lo suyo, y después contamos con tres interiores por los que mataría (y pagaría) cualquier jeque. Sí, ya, está claro que su momento pasó, pero Xavi sigue siendo indispensable para nuestros planteamientos. Y luego está el otro, el renovado. Miren, dirán lo que quieran, pero pocos jugadores en la historia del fútbol son capaces de hacer lo que hace el señor Andrés. A poco que reconduzca ese enorme talento hacia el fútbol eficiente que el Tata propone, volverá a darnos alegrías. Y luego está la parte de arriba, en la que jugadores mental y físicamente derrumbados, esta temporada se dan de leches por un puesto titular. ¡Sí ni sabemos quienes jugarán contra el Atlético, porque todos lo merecen! Lo contrario que el año pasado.
Así que nada, les dejo ya que comenten. Aquellos que gusten de rumiar su propia bilis, ignoren lo que aquí se dice. Pero para los que, al igual que yo, necesitaban algo así, que les permita sentarse delante de la tele a ver las eliminatorias de Champions con esa sensación en el estómago de que algo grande va a ocurrir en las siguientes dos horas, espero que les sirva para canalizar todas las malas vibraciones y para descabezar la malvada anaconda que tras lo ocurrido en anteriores episodios, esta temporada mutará en una hidra de múltiples cabezas.
Saludos, mis amados contertulios.