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Crónica

Preocupación y decepción

Desde hace unos años, muy cerca de mi casa se disputa un torneo alevín de fútbol. Allí se congregan los mejores equipos de Europa , tales como Inter de Milan, PSG, Liverpool, Valencia, Atlético de Madrid y como no, Barça y Madrid. El Barça suele presentar junto al Inter de Milan a las mejores plantillas de futuros futbolísticas, incluyendo algún africano nacido el 1 de enero. El torneo se disputa en la modalidad de eliminatorias y desde hace un par de años lo gana con bastante autoridad el Atlético de Madrid. El secreto de su éxito es muy sencillo, su entrenador ha montado un equipo que le juega al contrataque a los grandes a los que supera en los partidos a cara o cruz. Es bastante frustrante ver como grandes jugadores de Barça e Inter sucumben ante la telaraña que tan bien ha trenzado el entrenador colchonero.

Mourinho es una mala persona pero un buen entrenador. Además, su prestigio, discutido como la mayoría de aspectos de su personalidad, le ha dado tiempo para crear un equipo concebido para el contrataque, una táctica letal que suele tener sus frutos y que en el Madrid tiene especial efectividad al contar con verdaderos especialistas en este tipo de fútbol. El contrataque desquicia al adversario porque le va restando confianza de tal modo que, a no ser que tengas una gran seguridad en ti mismo, te va minando hasta convertirte en una caricatura futbolística.

Ayer el Barça murió con el penalti de Cristiano, no hubo más. La red defensiva del maligno fue tan espesa que parecía que los jugadores del Barça jugaran con las botas al revés y conforme pasaban los minutos daba más la sensación de que el Madrid iba a  marcar el siguiente antes que el Barça marcara el empate. Si a esto añadimos dos factores cruciales, encontraremos la solución a un partido no demasiado difícil de analizar. El primer factor es el pésimo estado de forma de las vacas sagradas. Entre Piqué que ha perdido concentración por el camino hasta Messi a quien las piernas cada vez le pesan más, nos encontramos también a un Xavi lentísimo y un Cesc pésimo e insustancial. El segundo factor se vislumbra porque desde Navidad en que ocurrió la desgracia de Tito, el Barça va con el piloto automático, no se ha tomado ni una decisión táctica que evolucione el equipo. Se ha tomado el mal llamado “equipo de gala” como referencia y se ha llevado la idea al paroxismo. No sé si ayer hubiéramos jugado mejor con otra disposición táctica pero lo que sí es seguro es que la alineación de ayer la hubiera cantado de memoria cualquier aficionado culé, y cualquier otra, al menos hubiera sorprendido al adversario.

Este Barça necesita alternativas tácticas como el comer, necesita que las contras no le hagan tanto daño y necesita dar más minutos a quién mejor está ( y no me refiero a Villa precisamente). Se ha perdido una competición, la menos importante de las tres en disputa pero molesta el cómo, molesta la impotencia y sobre todo molesta la comparación. Es evidente que han pasado muchas cosas desde aquel lejano 5-0 “fácil de digerir” pero no tantas desde el partido de ida en el que el Barça fue muy superior. En un mes este equipo está dando señales alarmantes que obligan a intervenir en el equipo, de una forma contundente y con vistas a la importante cita del día 12. Con la Liga prácticamente asegurada el único compromiso que resta a este equipo es el partido de vuelta contra el Milan. Hasta entonces quedan dos partidos y mucho que pensar a Tito(?) y a Jordi Roura.

No me quiero olvidar de Undiano, que no le hizo falta al Madrid, pero que estuvo ahí, en su línea, viendo el claro penalti al cani y obviando un par de ellos a Messi y Pedro. El Madrid no le necesitó pero Arbeloa, una vez más, no debió acabar el partido y sobre todo quedó la sensación de que si lo hubiera necesitado, lo hubiera tenido. Me subleva el hecho de que nuestros ejecutivos estén pendientes de avales y acciones de resposabilidad mientras los de Floper están pendientes de arbitrajes y horarios de partidos. En una semana importantísima han conseguido a Undiano y jugar a las cuatro de la tarde y ¿tú que has hecho Sandro?Teresita, Teresita…