na na ni no, na na ni no ni, na na ni no ni, na na ni, na na ni, ni ni ni ni, ni niiiiiii… it’s the final countdown… cantaban unos gatos, digo, unos suecos con peluca a mediados de los años 80, cuando Tito y Pep eran imberbes jovenzuelos con esperanzas miles, y más que probable amistad…
Ayer, en el campo del Rayo, empezó otra cuenta atrás, un tanto triste o extraña porque nos abandona un pilar básico para entender el barcelonismo del siglo XXI. Partido enchido de intrascendencia, pero con varios puntos claves por dirimir.
En la puerta salió Pinto, despistado al principio en el juego de pies (para solaz de la yoyerada) pero acertadísimo después, vital para que la puerta terminase a cero en tres palomitas de esas de foto y portada.
En el medio campo salió el insustituible Busisolutions acompañado por la incombustible bonhomía de Keite y el descaro de Thiago, y ¿arriba? Un tridente mágico, que de haber mantenido la forma durante todo el año, hubiese sido insustituible durante toda la temporada.
¿El partido fue intrascendente? Para los nuestros no. Empeñados en demostrar que nada ha cambiado, que la vida seguirá igual, contigo en la distancia, estimado Pep.
A destacar el increible partido del Putito con dos goles (63 lleva la criatura) y dos asistencias (24 que le adornan según Wikipedia), la combatibilidad del Travelo y la persistencia de Don Pedro, otro de los marcados en rojo por la fanaticada, que se permitió el lujo de adornar su partido con un gol y otra asistencia.
Ya después se podrá hablar de Cesc ¿le espera el mismo futuro que a Ibra? O de Alves, ¿es hora de venderlo al Anzhi? O de Thiago, ¿es lícito marcarse bailecitos postmaniteros? Pero ahora mismo, lo que interesa, lo que nos debería marcar la agenda es Pep, que volvió a regalarnos una lección de estilo en la rueda de prensa; dejando en ridículo a Karankito, mostrándose señor en la victoria y en la derrota.
Gracies Pep!
Pd.: Escuchemos al Mestre Puyal en respetuoso silencio, y obviemos todo lo leído hasta aquí.