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El momento

Ha llegado el  momento. El momento de dar contenido a miles de palabras vacías que se han dicho durante las últimas tres temporadas . Durante este periodo triunfal todo el mundo se ha apuntado al carro ganador, se ha elevado a los altares futbolísticos el manual de Guardiola que se ha llegado a respetar más que los 10 mandamientos. Se han aceptado mayoritariamente sus decisiones y se ha visto que, con el tiempo, todas han sido acertadas. Pero ha llegado el momento  en que el equipo necesita de verdad que creamos en él, sin condiciones, pase lo que pase, que confiemos incluso en el peor de los casos. El pasado les avala, nunca más en la historia se va a repetir un ciclo tan victorioso como el reciente y por tanto, el agradecimiento debe ser el hilo conductor en las próximas semanas.

Ya sabemos que todos los medios de Madrid, y algunos de Barcelona estaban deseando que viniera una derrota como la del sábado. Pep desde hace bastante tiempo ha sido el objetivo de todos los cañonazos y es evidente que los resultados han impedido que la cacería haya sido mayor. Ayer fue vergonzoso el espectáculo de un sector de la prensa de Barcelona afín a la presidencia (esos que dicen que son del Barça…) que, sin tener miramiento alguno al momento crítico y trascendental que estamos viviendo, perpetró un acoso y derribo de Guardiola digno de la peor prensa cavernaria. Ya no sé si esta persecución motiva más a los jugadores (creo que les cansa) pero, visto desde fuera, me hace dudar seriamente del pretendido barcelonismo de algunos que se llenan la boca y los bolsillos en tertulias de aquí y de allá.

Pero, afortunadamente, hay un sector culé de sentimiento y que no atiende a intereses económicos o sectarios, es ese que siguió animando al equipo el sábado después del gol de CRcani y su recital de gestos innecesarios. Se sentían tan agradecidos a este equipo que no podían hacer otra cosa que seguir aplaudiendo. Las cosas no habían salido bien, pero eran tantos los antecedentes positivos que no cabía más que el refuerzo y el ánimo en la grada. No quiero pensar si la situación hubiera sido la inversa. Es decir que el Barça hubiera tenido que soportar 13 de 16 títulos del maligno, un 2-6 y un 5-0 y un ciclo de tres años y medio en que los blancos los hubieran ganado todo. Ni en la época de Gaspart fue todo tan negativo, pues, si no recuerdo mal, el Madrid no ganó más que una Champions y una Liga, pero fueron suficientes para que en el club se quemara la falla más grande en la historia de este grandioso club.

De esas purificadoras cenizas surgió este nuevo Barça, un club sin complejos dirigido por una Junta descarada y contemporánea con ideas y proyectos para el siglo XXI. Un par de años de rosellismo ilustrado (?) han servido para que toda la vieja guardia que sucumbió al incendio se haya rearmado y, como los cuarteles del ejercito en Valencia en la transición, estén esperando una orden para salir a las calles con los tanques. Es la jodida realidad de este club, una realidad que durante muchos años me han hecho ver la realidad desde lejos y que espero que los de siempre no me hagan apartarme de una manera definitiva.

Por eso quiero que los que vayáis hoy al campo gritéis por mí con todas vuestras fuerzas y ayudéis a este maravilloso equipo en el momento más delicado de su reciente existencia porque este Barça todavía mantiene intactas las posibilidades de pasar a una nueva e ilusionante Final de Champions, la segunda consecutiva y la cuarta en seis años. Están a un paso de Munich, no les podemos fallar ahora.

Visca el Barça!