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No surrender

Once we made a promise we swore we’d always remember 
No retreat, baby, no surrender 
Blood brothers in a stormy night 
With a vow to defend 
No retreat, baby, no surrender 

(Bruce Springsteen)


Muchas son las noches de gloria que nos han dado nuestros jabatos durante estos últimos años. Goleadas de prestigio, humillaciones y sobre todo, lo que es más importante, lecciones de fútbol en estado puro, de un estilo inigualable e imborrable que perdurará en el tiempo, unas lecciones que se guardaran en nuestro disco duro con tinta imborrable por mucho que la caverna intente borrarlas frotando con el dedo pringoso de envidia. Qué podemos decir de aquel magnífico 0-3 con Ronaldinho en modo crack mundial y el señor del bigote levantándose con cara de poker y aplaudiendo. Y del maravilloso 2-6 que mostró al mundo al mejor equipo de la historia, o aquel 0-2 táctico que tumbó al buen equipo que formó Pellegrini y que no pudo con un Messi en estado de gracia…

Hoy me gustaría recordar un partido que quizá haya pasado desapercibido tras el festín de la última década pero que me ha venido a la mente pues fue el último del Dream Team antes de su desmembramiento en Atenas y que sirvió para ganar una Liga. Y es que aquel año 1994 la Liga era de dos: Barça y Depor y los de Johan tenían que ganar obligatoriamente en el Bernabéu en la penúltima jornada para seguir la estela del entonces líder gallego. Una combinación de resultados podía hacer ya campeón al Depor aquella misma jornada.

El Madrid salió al campo con la quinta del Buitre casi al completo y con un único extranjero, Robert Prosinecki (eran otros tiempos) y el Barça con ese último equipo con el que Cruyff  fue campeón, con Koeman,Stoichkov y Pep Guardiola en el, por entonces, buen césped del Bernabéu. El partido fue bastante espeso por ambas partes pero, el planteamiento más cauto de lo habitual contra el Madrid del holandés tuvo esta vez éxito en Chamartín y, prácticamente en las postrimerías del encuentro, marcó Guillermo Amor el único gol que sirvió a posteriori para birlarle una Liga al Depor, una Liga que estaba casi perdida. Muchos (la mayoría) recuerdan que el Depor perdió la Liga fallando un penalty contra el Valencia, yo, por el contrario, creo que la ganó el Barça con su  gran victoria en el Bernabéu.

Esta semana me ha pasado una cosa curiosa pues, al contrario de lo que suele ser habitual ante un clásico (o un derby como siempre le hemos llamado), he ido tranquilizándome conforme iban pasando los días y a día de hoy me encuentro con una paz de espíritu y una confianza que asombraría a mi, ya domado, espíritu tribunero. Y es que el sábado pasado, tras ver el partido del Madrid en Gijón pensé en lo fuertes que estaban este año y la increíble racha de resultados que estaban teniendo y que quizás, éste iba a ser el año en que nos podían ganar un partido desde que se inició la grandiosa era Guardiola. Vi después el partido contra el Levante y, como era de prever, los nuestros ganaron con facilidad evidenciando por enésima vez las grandes diferencias que hay en esta Liga. Llegado el martes me admiré con el bonito partido contra el Bate en el que me pareció ver al hijo de Guardiola saliendo de un DeLorean DMC con un chaleco acolchado y como le cambiaba la alineación a última hora para poner en el campo a los jugadores que iban a garantizar las cinco Champions de la próxima década que le salían en una fotografía de un ejemplar del Sport del año 2020 que se estaba borrando.

Poco a poco, el recelo se convertía en optimismo y las dudas en seguridad, pero el impulso definitivo, lo que realmente me ha concedido la serenidad zen para encarar el partido son las discusiones tácticas de la semana en uno y otro bando. Mientras el Barça duda entre atacar por banda con Alexis o Villa, el Madrid sigue con la incertidumbre entre Arbeloa y Lass en el lateral derecho, mientras algún osado todavía sueña con salir al campo del Mal con tres defensas, el Madrid se plantea salir a morder con tres mediocentros. Entonces, ¿de qué me tengo que preocupar? ¿de que les pueda salir el partido del Inter con Benquerença  en semifinales de Champions? o ¿de que les salga el partido que le salió al Chelsea de Mourinho cuando eliminó al Barça de Rijkaard? Paparruchas.Solo hay que pensar donde están esos equipos en la actualidad, y donde estamos nosotros, como decía Johan un “palomo” no hace primavera, y una victoria de un equipo entrenado por Mourinho nunca tiene más trascendencia que los tres puntos en juego. Porque ellos juegan sólo por los títulos, nosotros por pasar a la historia, esa es la diferencia.

Esto no quiere decir que sea un imprudente y crea que ganar hoy vaya a ser tarea fácil, nada más lejos de mi pensamiento, pero lo que sí que tengo claro es que a los cinco minutos de partido todos reconoceremos al Barça, que intentará tener el control del partido a través de la posesión y buscará hacer daño con la velocidad del balón, como siempre, como hacía Johan.

Força Barça!!!!!!